Desde que hojeando una revista, encontré un anuncio, en que ofrecen unas agujetas de puro oro ó de oro puro (24 Kilates), por un módico precio de 19,000.00 dolares (haciendo el cambio -hoy está a 14.1740- da $269,306.00) y otras de plata, más económicas, a 3,000.00, me he sentido impactada. Comentándolo con uno de mis nietos, me decía que además de estas agujetas para calzado, también existen fundas de oro, con incrustaciones de pedrería valiosa, para celulares y encendedores, y etc., etc.
¡No es creible que existan tantas cosas vanas!!. Y me pregunto -si alguna de estas personas, deseándo satisfacer su vanidad, adquieren algo de esto- ¿habrán visto una fotografía de una madre abrazando a su hijo, ambos en los huesos, con una mirada implorante, estremecedora; y la leyenda diciendo que en Somalia, hay millones de personas a punto de morir de hambre?.
Impactada, sí, así me siento de ver estos dos polos opuestos que se están viviendo.
Al escribir el título y aún sabiendo de lo que iba a hablar, me vino a la memoria y a los oidos, la música de las ¡agujetas de color de rosa!, pues me tocó vivirla, fuerte, larga y constantemente con algunos de mis hijos. Quiero que no se me escape, que la siga escuchando para alegrar el alma mía.
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