Ser docente de bachillerato es más cercano a ser un terapeuta que un gurú. Los jóvenes quieren todo, aquí y ahora, pero no saben nombrarlo. Tiene fuerza, inteligencia, curiosidad, pero rara vez converge el programa académico con lo que a ellos les interesa. Seguramente piensan, el truco es sencillo:haz que el programa académico sea interesante. Lo que no han considerado es que con cada opción para hacer el programa académico interesante, descartas a unos u otros alumnos. Es decir, puedes optar por lo visual y pierdes a los auditivos o más introvertidos. Eliges entonces lo kinestésico y pierdes a los más tranquilos y visuales. Revisar el mismo contenido con todas las estrategias conocidas y se te acabó el semestre. El aprendizaje en espiral, a medida que avanzas, repites contenido con otra estrategia, parece lo más adecuado. Se escribe apenas en un párrafo, pero llevarlo a cabo, insisto es ser más un terapeuta que un gurú.
Se debe comenzar por la pregunta: ¿Qué viene a tu cabeza justo ahora? y tratar de vincular eso con algún contenido de su programa académico, para que le hablé, para que le sea pertinente y lo vincule con la vida. Los gurú van por la vida proclamando sus verdades: "Quien tenga oídos que oiga y ojos que vea" pero eso es el equivalente a tener acceso a cientos, miles de páginas de servicios educativos gratuitos y no usarlos porque no responden a la lógica de quien pregunta: el alumno, sino a la lógica de aprendizaje de los gurús: El camino al conocimiento es duro, difícil, intrincado, hay categorías y niveles. Obvio, algunos sitios si responden a la lógica de los alumnos, colaborar, ideas clave, lectura mosaico, varios recursos, pero suelen ser los sitios que los gurú prohiben: wikipedia, rincón del vago, buenas tareas, los grupos de estudio y relajo que hacen los compañeros de un salón en whatsapp, FB, Drive, los memes que se comparten.
Terapeutas, porque se busca que el alumno encuentre la verdad que mejor le acomode en ese momento, ya se sabe que todo es relativo y que hay muchas verdades, como muchos ángulos para cada una. Lo difícil es enseñar el respeto y la conexión entre todas esas verdades, eso sí no admite atajo, se aprende observando al gurú o al terapeuta. El gurú vivirá como si sólo fuera verdad lo científico, lo avalado por sus organismos internacionales, lo que básicamente casi nos ha privado de avances significativos, pregúntenle a Newton que era un raro de su época por operar fuera del aprecio de estos sistemas de validación del conocimiento. Los terapeutas, vivirán escuchando, aceptando que cada quien tiene un rumbo, una elección sobre cómo abordar la vida, decidir qué me gusta aprender porque desarrollo mis habilidades y me da sentido. Serán guías, harán preguntas para que el alumno indague, profundice, respetarán el tiempo y el espacio de cada alumno.
Terapeutas o gurú, ambos desean que al alumno aprenda y los supere (los gurú suelen no admitirlo, pero en el fondo lo quieren) es la única forma de ir construyendo el futuro.
Dentro de mi práctica docente tengo la misión de fomentar la lectura, para formar el análisis crítico y el goce estético. Si parecen contradictorias pero convergen maravillosamente en la literatura. Los jóvenes leen, pero ¿cómo acompañarlos a descubrir otras posibilidades de lectura, de interpretación, de uso del lenguaje? Con el ejemplo, que te vean y te escuchen leer. Que ellos tengan espacio y tiempo para compartir lo que leen sin ser juzgados, porque lo que he observado es que en un grupo de 40 alumnos hay varios niveles de lectura y muchos estereotipos sobre ello. Querido docente, no te apaniques, eso hacen los gurú, por eso buscan que su verdad sea única y universal, eres un terapeuta, tienes que hacer la pregunta correcta para que el alumno se sumerja, comparta, mueva sus paradigmas y caigan los estereotipos. Compartiéndose desde Taro Gomi, los hermanos Grimm, los vampiritos y las sombras de Grey, hasta el animé, Cortázar, Keret o Joyce van encontrando los puntos en común, se atreven a preguntarse y responderse entre ellos, a leer sin que los clasifiquen en bobos o intelectuales. En México creo que el no leer se debe mucho al estigma de que la verdadera literatura sólo es para los intelectuales y si no lo eres, lo que leas es de bobos, no es lectura y si es así, lo más conveniente es no leer. Terapeutas antes que gurú, para ir derribando estas verdades universales tatuadas en los genes, que no impiden disfrutar la lectura, sea un libro, una revista, un blog, una serie de televisión o una foto (Sí, lo visual también es lectura, también mueve los paradigmas).
Como docente, tengo asignado un día para lectura libre, sólo por el gusto de hacerlo dentro de mi materia de Taller de Lectura y Redacción. Además, cada clase comienzo leyéndoles un poema o un cuento corto, cambio de autor y género cada vez (categorías conceptuales de los gurú). Hay varias estrategias, algunas las pueden consultar en Ibby.
Abrir la puerta a la posibilidad es lo que un terapeuta hace, consigo mismo también, el ejemplo es vital, así que a veces habrá que leer vampiros, necesitamos ver cómo ellos para hacer la pregunta adecuada. Los terapeuta son puentes, los gurú son señales de tránsito.
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