Crónica de una marcha por más amor y menos odio

Llegué hace rato de la marcha, un dolor de cabeza me abrumaba pero mi corazón estaba feliz, feliz de saludar amigas y amigos, compañeros de la universidad, profesoras y profesores, aliadas y aliados de diferentes frentes y causas.

 

15:40hrs, el sol estaba en todo su esplendor, no había nubes ni señal de que fuera a llover, desde López Mateos hasta la Exedra y por todas las calles cercanas se veían patrullas, uniformados, oficiales comunicándose unos con otros –en ninguna de las tres marchas a las que he asistido este año había visto tal movilización policiaca-, llegue al punto de encuentro y esperé.

 

“¿aquí empieza la marcha?”, “¿aquí es la marcha del respeto?”, otros solo llegaban y saludan a los amigos que ya estaban o simplemente buscaban la sombra para esperar, se fue reuniendo la gente y como nunca me había pasado un oficial se acercó para indicarnos que la calle de Josefa esquina con madero ya estaba cerrada para que nos acomodáramos sin problemas. Les pedimos a las y los compañeros que nos acompañaron y regrese a darle las gracias a al oficial – lo sé es su chamba, pero ser agradecidos no es malo-.

Poco a poco fuimos llenando la calle, llegaban conocidos, amigas y amigos que se sumaban a apoyar, otros que solo coincidimos en el activismo digital y cuando salimos como hoy a marchar, saludos abrazos y comenzamos a repartir los carteles, folletos: “quién nos ayuda a repartir flyers”, “tenemos folletos sobre la discriminación y derechos humanos, ¿algún voluntario?”, lo maravilloso de estas marchas es que todo el material que se reúne es por apoyo de todas y todos los integrantes, no podemos mandar a hacer lonas enormes, cada quien pone su granito imprimiendo 3, 5 o la cantidad que pueda, hay quienes hacen carteles a mano, y al final todo se reparte.

 

16:30hrs iniciamos la marcha con confeti, alegría y mucho color, tomamos la calle de madero rumbo a la exedra, ¿cuántos éramos?, aproximadamente 500 personas, jóvenes, adultos, familias, niñas y niños.

 

“mismos impuestos, mismos derechos”
“todas las familias, todos los derechos”

 

Hubo un momento especial, íbamos por la calle madero, a medio camino todas las voces se unieron en una misma coreando “menos odio, más amor, menos odio, más amor, menos odio, más amor”, en la calle no se escuchaba ningún otro ruido, ni el flash de las cámaras, ni los transeúntes, nada, solo nuestras voces coreando “menos odio, más amor”, fue cuando hice un silencio para contemplar aquellos gritos, aquellos rostros sudorosos y sentir como mi estómago se comprimía de la emoción, saber que todos estábamos reunidos esa tarde pidiendo el respeto a nuestros derechos y ser parte de este movimiento, fue maravilloso.

Poco antes de llegar a Madero esquina Morelos a unos cuantos metros de la Plaza Principal (también conocida como Exedra) una patrulla cerraba el paso por esa vía, los que íbamos del staff adelante detuvimos la marcha mientras otras compañeras y compañeros preguntaban qué sucedía: querían que cambiáramos el trayecto.

La decisión fue rápida y contundente, se siguió derecho y avanzando, no se cambió la ruta, se mantuvo el orden y respeto que hasta ese momento se había logrado.

Al llegar a la Exedra la música nos recibió un gran equipo de audio y dos enormes pantallas (equipo que sería utilizado una hora después por el Frente Nacional por la Familia), así que bailamos hasta llegar a la Plaza Jacarandas.

 

En la Plaza de Jacarandas todo fue fiesta, declaraciones, mensajes, el karaoque, cantar “noa noa”, “querida”, y demás canciones que todos nos sabíamos, unos bailaban, otros aplaudían, pero todos estábamos reunidos y prácticamente encerrados en el perímetro, una valla metálica (como la que ponen en los desfiles) nos separaba a ambas marchas, enfrente el orador decía que venían 5 mil personas, su equipo de sonido varias veces más grande que el nuestro no pudo callar la fiesta, vimos como la plancha de la plaza se llenó de gente de blanco, globos, algo que aprecié fue que la mayoría de los asistentes eran adultos y personas mayores, sí me preocupa la presencia de jóvenes en esos movimientos, son libres de decidir que pensar y actuar, pero, esos jóvenes que asistieron serán los adultos, padres y madres de familia, empleados, empresarios, servidores públicos y políticos dentro de 10 años, ¿qué futuro nos espera?.

 

Solo incidentes menores de integrantes de ambas marchas que decían o hacían comentarios despectivos unos a otros, además de eso, y pese a las especulaciones de otros, las marchas transcurrieron en paz, cada quien con sus consignas, mensajes y declaraciones, sin duda eso es un ejemplo de civilidad en un momento  de tensión social.

 

Sin duda el 10 de septiembre será un referente en las marchas de Aguascalientes, a diferencia las críticas que se recibieron, yo estuve y estoy a favor de que ambas marchas se realizaran el mismo día, ambos en pleno derecho a manifestar sus ideas, opiniones, creencias, con respeto y paz, el tema era la familia, y la marcha de la tolerancia y el respeto salió a marchar por las familias, por esas familias que no entran en el estándar de mamá y papá = familia.

Hicimos una diferencia, claro, nos ganaron en número, definitivamente; las marchas del sábado son un ejemplo de hasta dónde puede llegar la desinformación, el poder de convocatoria y el activismo de “like”, sin duda es un claro ejemplo de lo que debemos trabajar, mejorar, buscar como sociedad y como sociedad organizada, porque son esas 500 voces que asistieron a la marcha de la tolerancia y el respeto las que se deben de replicar, es muy válido dar like, comentar los estados y publicar que les parece, (mi foto alcanzó más de 100 likes) pero el número hace la fuerza y esa fuerza, esa crítica social es la que se debe ver en la calla manifestándose y coreando a una sola voz “más amor, menos odio”.

 

Ser heterosexual no me hace ajena a la causa, al contrario, los derechos no se deben negociar para nadie ni por nada, callarme a estas problemáticas me convertiría en indiferente, quiero como mujer cis poder decidir el tipo de familia que voy a construir, quiero poder tener un gato y dos peces, vivir en unión libre o casarme y no tener hijos sin que me digan que eso no es familia, y sin duda quiero que mis amigos y familiares también tengan ese derecho.

 

Porque los derechos no se negocian: todas las familias, todos los derechos 

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