"No puedo amar a un hombre que me mande, como tampoco puedo amar a quien se deje mandar por mí" Jacquotte Delahaye

Parece que las feministas venimos de una dimensión desconocida y amamos de forma extraña:

Dicen que por ser feminista significa que ciertas palabras son desconocidas en nuestro vocabulario como: amor, amar, pareja.

Otros dicen que las feministas no sabemos amar, solo sabemos gritar y lanzar consignas, que preferimos marcha y armar escándalo.

Sí, y otros tantos ni siquiera se atreven a intentar amarnos porque todas somos lesbianas o lesbianas reprimidas.

O, simplemente creen que odiamos a los hombres.

Aunque les cause risa la mayoría de las frases con las que inicio el texto me las han dicho, las han pensado sobre mi persona o las han mencionado a alguna amiga, parece que somos “seres extraños” incapaces de darle una oportunidad a los sentimientos.

Y es que para las que hemos decidido hacer público, visible y activo nuestro feminismo, se crea un mito sobre nuestra persona, y sí, es probable que seamos muy amigas de las mujeres y reconozcamos su belleza, cualidades y etcétera, pero tampoco significa que queramos el exterminio de todos los hombres –bueno solo de algunos-.

¿Cómo ama una feminista?, me han preguntado, pues igual que cualquier mujer, con ternura, detalles, y hasta momentos cursis tenemos.

Sí, también amamos y con mucha pasión.

Pero, alto

Claro que amamos diferente.

Nos amamos a nosotras, nuestro cuerpo y decisiones, somos consientes de nuestros derechos sexuales y reproductivos, sabemos lo que nos gusta, lo que no y no tenemos miedo en expresarlo.

Conocemos y sabemos que hacer en caso de violencia, apoyamos y tejemos redes de apoyo, y no importa que sea nuestra pareja, violencia es violencia.

Y sí, amamos diferente, porque primero aprendo a amarme, quererme, conocerme yo y luego a las y los demás.