pareciera que mi cuerpo vive de recuerdos, en la nostalgia, pero no en esa triste, que todo mundo relaciona al escuchar esta palabra. En esa que te dan los años bien vividos, superados y algunos más pasados así como por encimita. Recuerdo la fragilidad de mi, siendo niña al estar en casa de mis padres, regresar de clase de danza y ver a mi abuelita esperarnos en la puerta, con sus faldas negras, largas y bailar con nosotros esos zapateados que aprendimos ese día. Recordar el chocolate caliente…
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