Bilbao, reconocida como villa en el año 1300 vio nacer, en el siglo XV, al emblemático punto de las siete calles, hoy corazón del Casco Antiguo. Precisamente, el casco viejo es una de las doce zonas en las que se divide la ciudad actualmente. En Bilbao siempre hay algo para descubrir, y ofrece enclaves tremendamente interesantes, algunos cargados de historia y otros modernos, que se proyectan hacia el futuro con orgullo. Por supuesto, después de cada excursión, es fundamental disfrutar de unos excelentes pintxos, estrellas de las rondas de las cuadrillas junto a los txikitos, zuritos y kalitxiki.

Historia, monumentos y sabores en el Casco Antiguo de Bilbao

El área del Casco Viejo alberga más de doscientos establecimientos donde se hace honor a la gastronomía vasca, y que alternan con los monumentos y edificios más antiguos de la ciudad, como la Catedral de Santiago, la Iglesia de San Antón, la Plaza Nueva y el Museo Arqueológico, Etnológico e Histórico Vasco.

Entre los locales de pintxos que sobresalen en la zona está la Bodega de Joserra, abierta desde 1924. En este establecimiento valoran la simpleza de lo auténtico, y por ello sirven pintxos tan tradicionales como su ambiente familiar, evocador de otros tiempos. Imposible no probar el de bonito con divisa, el de jamón, el de queso o el de chorizo de Salamanca, siempre en delicioso pan.

Café Bar Bilbao, local fundado en 1911 y restaurado en 1992, es un clásico que atiende en la barra, donde sirven gran variedad de pintxos como el calabacín relleno o el rape y langostino con crema de txakolí, en el salón o la terraza exterior, sobre la Plaza Nueva.

También tiene gran fama el Xukela, en la Calle del Perro, uno de los primeros restaurantes que apostaron fuerte por los pintxos. En su ambiente singular y acogedor se pueden degustar tapas como el champiñón a la plancha con bacalao ahumado y crema de manzana, una mezcla de sabores fascinante. 

Bilbao ofrece posibilidades infinitas en gastronomía, ocio, historia, modernismo y originalidad. Es un destino de viaje magnífico, que invita a ser descubierto en sucesivas visitas, para dedicar el tiempo suficiente a cada atractivo. La ciudad le espera con su enorme cordialidad, sabores, sorpresas, novedades, compras y rincones inexplorados que le cautivarán irremediablemente. Al partir, ya estará pensando en volver.