A ocho años desde su aprobación y a siete de que concluya el plazo para dar cumplimiento a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU y sus objetivos, entre ellos, el poder alcanzar la igualdad de género, a nivel global, seguimos estando en deuda, como humanidad, en cuanto a lograr las metas planteadas, y su alcance parecería cada vez más lejano.


Por mencionar algunas consecuencias del atraso en su atención, según estimaciones de dicho organismo internacional, si las tendencias continúan así, para esa fecha el 8% de la población femenina padecerá pobreza extrema y casi el 25% tendrá deficiencia alimentaria; seguiremos subrepresentadas en posiciones de poder y liderazgo; y continuaremos dedicando, en promedio, 2.3 horas diarias más que los hombres al trabajo doméstico y a los cuidados no remunerados.


En México, a pesar de que conforme al Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI, las mujeres y niñas representamos al 51.2% de la población y, por lo tanto, más de la mitad de su potencial, persiste nuestra lucha por superar actos de discriminación por razones de género.


Sumado a este tipo de exclusión, la interacción con múltiples factores identitarios puede incrementar las brechas que sufrimos; de tal manera que ser adulta mayor, provenir de alguna etnia, presentar alguna discapacidad, entre otras diferencias, pueden coexistir en una sola de nuestro grupo, y colocarnos en un mayor riesgo de vulnerabilidad.


Así, por ejemplo, como lo reflejan las cifras del CONEVAL al 2020, mientras que, en nuestro país, el 44.4% de nosotras se encontraba en situación de precariedad; adicionalmente, el 74.3% de aquellas que pertenecían a una comunidad indígena estaban en esa condición.


Ante estos datos resulta prioritario apostar por la adopción de políticas públicas incluyentes que aseguren la defensa de nuestros derechos y, para ello, es necesario concebirlas desde la interseccionalidad; es decir, que se diseñen considerando nuestra diversidad, necesidades y problemáticas particulares que aquejan a cada colectivo femenil.


Se trata de imprimir un enfoque multisectorial a las acciones gubernamentales que tome en cuenta nuestras desigualdades socioeconómicas; el contexto en que vivimos; los estereotipos y patrones culturales patriarcales y violentos a los que estamos sometidas; la injusta división del trabajo; y los techos de cristal.


A propósito de los días internacionales de la Niña y de las Mujeres Rurales, el 11 y 15 de octubre, respectivamente, promover una agenda de género desde una perspectiva integral es, sin duda, indispensable para el desarrollo nacional.


Refiriendo lo dicho por la diplomática italiana, Maria-Francesca Spatolisano, al derribar las barreras que han obstaculizado la plena participación femenina en todos los aspectos de la sociedad, liberaremos su capacidad desaprovechada, que puede impulsar el progreso y la prosperidad para todas las personas.


Fuente:

"Agenda de género desde la interseccionalidad", El Heraldo de México,10 de octubre de 2023, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2023/10/10/agenda-de-genero-...

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