¿Qué pecado he cometido para que, en esta vida,
todo me sea sentenciado?
¿Qué pecado tan mordaz, anuló mi pensamiento,
convirtiéndome en culpable?
¿Qué sombras envuelven mi cuerpo, alejando mi alma,
de entre los muertos?
¿Qué raíz tan insípida crece entre mi carne?
¿Qué alegoría fantástica me espera?
Ya es hora de despertar y enfrentarme a mis demonios,
a esos seres que han cerrado mi camino para que no prospere.
Ya es hora de cambiar los tiempos y paralizar momentos.
Ya es hora…
Es momento de abrir mis ojos y alzar mi nombre al infinito,
que todos sepan de mi inocencia y lucha, que no haya risas
y tampoco llanto; qué la victoria no sólo sea mía, sino vuestra.
Qué sí haya un Dios al que escuchar y nos escuche…
un atril dónde exponer la verdad sin ser callados,
y un lugar para guardar las penas y los malos recuerdos.
Me pienso entre la oscuridad de mi condena y la claridad de mi alma,
me miro en el espejo, observo mi tristeza y aún me sigo preguntando:
¿Qué pecado he cometido para que, en esta vida,todo me sea sentenciado?
María Victoria Campos Pérez
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