Las últimas 4 semanas han sido un viaje al conocimiento de una realidad, de la que me había mantenido deliberadamente distante. Mis pretextos habían sido la falta de tiempo y según yo, “la frialdad” de las relaciones que surgen de la comunicación por vía electrónica… Nada más falso.

En pocos días el taller “Mi blog y yo” cambió completamente mi perspectiva:  no había escrito porque me faltara tiempo, sino por miedo a mostrarme en nuevo espacio público,  por miedo a hablar de mí y de lo que me interesa, por miedo a tener que decir algo, cuando en realidad es mucho más cómodo guardar silencio.

En estas cuatro semanas, me descubrí revisando mi correo y “Mi página personal”, como cuando era niña, y los Reyes Magos habían dejando regalos junto a mis zapatos. Me dio mucha, muchísima alegría recibir comentarios, mensajes y que el equipo de Mujeres Construyendo resolviera mis dudas y orientara mi trabajo. Todo esto, por cierto, en un entorno de sorprendente calidez y cuidado.  

Descubrí que en este mundo, las personas dan más que lo que esperan recibir.  Aquí se comparten  experiencias,  conocimientos y los contenidos elaborados responsablemente pueden generar aprendizajes con un efecto multiplicador.

Comprendí más acerca de del funcionamiento de las redes sociales. Al  observar la naturalidad con que algunas de  mis compañeras  las utilizan y las aprovechan para sus objetivos de desarrollo personal y laboral, me sentí motivada a continuar trabajando para construir mi propia voz en este espacio.  

El taller llegó a su fin, pero hay vínculos y aprendizajes que apenas comienzan.

Gracias por permitirme formar parte de esta gran experiencia.