Me gusta ver tus ojos al levantarme, descubrir esa mirada sensual y teñida de verde y café. Me gusta que muevas mi cadera al ritmo de tu cuerpo y que te pierdas al hundirte en mi. Tus manos recorriendo mis senos son un viaje por las estrellas que no tiene fin.
Sonríes con picardía al abrir los ojos. Sonríes al recordar que tenemos dos horas de dormir, pues cada minuto de la noche y la madrugada se mojó con nuestro sudor y nuestras ganas. Levantas las sábanas para disfrutar el secreto que conoces... y me vuelves a besar. Cuando lo haces, empieza todo de nuevo, ahora con el sol envolviendo nuestros movimientos y con las nubes de la mañana avisándonos que ya empezó un nuevo ciclo del reloj.
A nosotros no nos importa, forma parte del mismo encuentro, del descubrimiento, del deseo que vivimos, que sentimos y nos aprisiona más allá del tiempo.
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