Llevo días, meses, años iniciando este blog. Quiero escoger la línea perfecta, no he definido si quiero un seudónimo o usar mi nombre... pero quiero escribir y no se bien por qué. Ha pasado el tiempo esperando el momento perfecto que nunca ha llegado o siempre ha estado y me ha estado esperando.
Tras las tercera llamada veo una mujer salir a escena a bailar con el corazón en la mano. Ella es madura y de amplias curvas que se sabe dueña del escenario y que los seis caballeros que la acompañan no pierden de vista. Aún que su cuerpo es voluptuoso y parece difícil de elevar se mueve con una ligereza y pasión que se va enmarcando entre taconazos y manos que se contonean ceñidas a su cuerpo. Rompe mi prejuicio de las bailadoras de flamenco delgadas,
Uno bailaor de cabello Cano parece hipnotizarse con las caderas de María y el responde imprimiendo su baile con la mayor sensualidad posible. Exhibe sus piernas torneadas pero sobre todo un fuego que transmite y va encendiendo pasiones entre la audiencia. Mujeres le gritan y animan y hombres ofrecen invitarle algo a tomar. Se establece un dialogo formado entre aplausos rítmicos y cantos que parecen lamentarse.
Unos zapatos de charol blanco con negro me transportan a mi interior. El zapateado parece llevar el ritmo de mi corazón que de repente lo guía a otra realidad, un compás más agitado y me doy cuenta mi pie va siguiendo el ritmo. Me siento como si yo estuviera bailando arriba,
Rompiendo los esquemas
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