La historia de la humanidad ha estado entrelazada con los animales y de manera muy particular con los equinos (caballos, burros y mulas principalmente). Son seres que han sido venerados y explotados de la misma forma.
El abuso hacia los equinos tiene raíces profundas en la historia y cultura, donde han sido utilizados tanto para el trabajo agrícola y el transporte, como para la diversión, y han sido también usados como símbolos de estatus y poder. Los caballos fueron instrumentos de guerra durante siglos. Los ejércitos tenían caballería y su número era una muestra del poderío de quién combatía. A la par, burros y mulas eran usados como instrumentos de transporte y ese era, y sigue siendo, el trato que se les da: herramientas.
Se calcula que hay 116 millones de equinos a nivel mundial, con 36 millones en los 38 países de más bajos ingresos. No existen datos certeros, lo cual en sí es un dato y afecta indudablemente la toma de decisiones con relación a este importante grupo de animales. Hacen falta datos más precisos para conocer la situación real y tomar decisiones respecto a las tendencias y realidades más preocupantes, tales como amenazas, comercio ilegal, enfermedades, explotación, etcétera.
Existen muchas formas de explotación que no son vistas como tales para nuestra sociedad y cultura. Aquí una “pequeña” muestra.
El abuso hacia los equinos es histórico y lamentablemente, invisible y normalizado. En este contexto, el trabajo, compromiso y activismo de Elena Larrea es memorable (todavía me niego a hablar de ella en pasado). Su legado persiste y hay que mantenerlo vivo.
Con el valor que le caracterizó, denunció el abuso hacia estos animales y se enfrentó a dueños, políticos e instituciones que cobijaban la explotación y el maltrato. Su labor llevó a que se adoptara la Ley Elena, que acaba de ser publicada en Puebla, para castigar con cárcel la zoofilia y el maltrato animal en el estado. Esperemos que su sueño se cumpla y que el país entero castigue esto, no sólo Puebla o unos cuantos estados más.
Para avanzar en un trato más justo hacia los equinos es esencial la educación, el fortalecimiento de la legislación y un cambio en la percepción cultural. Poner esta realidad, y el maltrato general hacia los animales sobre la mesa es imperativo. Sería un gran avance que la defensa de los animales, su cuidado y bienestar, tengan rango constitucional como está promoviendo el movimiento animalista en México. Este país ocupa el 1er lugar en maltrato animal en América Latina y el número 3 en el mundo.
La relación entre los seres humanos y los equinos está en un punto de inflexión. Este es el momento de unir esfuerzos para asegurar un futuro donde el respeto, la empatía, la compasión y la justicia sean los ejes de nuestra relación con ellos y con todos los seres no humanos del planeta.
No esperemos a que otros y otras tomen la iniciativa. Cada pequeña acción, cada conversación, cada decisión en favor del bienestar equino en particular y animal en general, suma en la construcción de un mundo más justo. No hay acciones pequeñas, todo cuenta. Apoyar a quienes prestan su voz, a quienes no tienen, es un paso, y generar conciencia sobre la importancia del respeto a los animales es el otro. Aquí todas las personas y todas las instancias tienen mucho que hacer: medios de comunicación, escuelas, iglesias, familias, empresas, gobierno, asociaciones civiles, líderes y personas de a pie como tú y como yo.
Elena, gracias por lo que hiciste a favor de la visibilización y justicia para los equinos y los animales.
Sigue cabalgando alto, guerrera.
Publicado originalmente en Animal Político el 27de marzo del 2024.
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