¿Cuántas de ustedes queridas blogueras, tienen un lugar predilecto para concentrarse en lo que van a compartir y escribir sus maravillosos relatos? Yo, por falta de escritorio, escribo desde mi cama, rodeada de cómodos cojines y con la laptop sobre mis piernas, me gusta hacerlo así porque es un lugar muy íntimo y me estoy compartiendo con ustedes, pero tratándose de libros, la situación cambia, la cama no me resulta recomendable porque incita a caer en los brazos de Morfeo.

Para disfrutar de la lectura hay que encontrar el momento y lugar perfecto, y en gustos se rompen géneros, he visto a muchos lectores en el transporte público aprovechando su tiempo de traslado, otros tantos sentados bajo la sombra de un árbol en un parque, en plazas públicas, en bibliotecas y hasta en el baño, aclaro que en éste último no es que les haya visto personalmente, sino que me he topado con algunos sanitarios de particulares y ¡ahí están! libros y revistas apiladas listas para dar un momento de esparcimiento cuando el cuerpo libera… llamémosle energía.

Cada quien sus usos y costumbres, el caso es que el hábito de leer esté presente; en lo personal el espacio físico en el que nos encontremos para disfrutar de unas buenas líneas sí importa, prefiero los lugares con una ventana que permita la entrada de la luz natural. Mi lugar predilecto aún no está construido, pero tengo claro cómo lo quiero y algún día lo tendré, será una habitación iluminada, con un ventanal que permita la vista a un jardín donde sólo se perciba el color verde de la vegetación exterior y que resulte un deleite con cada estación del año, el olor a madera de los libreros impregnará el ambiente y tendré un sofá cómodo en el que nos acurruquemos mi perro y yo durante una tarde lluviosa y nuestra mejor opción sea quedarnos en casa escuchando las gotas de lluvia que guían el ritmo de la lectura.