Recuerdo mis días en el jardín de niños y primaria, donde yo no gozaba de las visitas de mamá durante el recreo, no tuve besos de despedida antes de la entrada a la institución educativa solo tengo en la memoria a algunos compañeros cuyas mamás estaban dedicadas completamente al hogar y a todas horas estaban al pendiente de sus crías en horas de clase, en ese entonces ¡cómo me hubiera gustado una mamá así! aunque en retrospectiva, que bueno que no lo fue, porque al tener yo que atender personalmente las indicaciones de los profesores para las tareas o actividades extracurriculares, me convertí en alguien independiente y responsable desde muy corta edad... Ahora comprendo que aunque físicamente mamá no estuviera presente, tampoco estuvo ausente, mamá también me protegía y velaba por mi bienestar ¿cómo? al igual que mi papá, trabajando para mantener una estabilidad económica familiar, ella me estaba educando con su ejemplo al ejercer la profesión que eligió, me estaba demostrando que las oportunidades de desarrollo laboral se consiguen con esfuerzo, dedicación, honestidad y ética profesional. Me estaba guiando hacia mi búsqueda del empoderamiento como mujer.
Se que ella pudo haber logrado más crecimiento laboral y profesional y que no lo hizo porque eso implicaba dejarnos solos más tiempo, desatender sus labores en casa, traslados quizá a otra ciudad, se abstuvo de hacer tantas cosas para ya no sacrificar más tiempo de calidad con su familia, porque capacidad tenía y tiene mucha.
Es aquí donde cuestiono ¿Qué tanta reciprocidad reciben las madres a todo aquello que dejaron de hacer por nosotros? ¿Realmente lo merecemos? ¿Somos indirectamente egoístas por truncar un desarrollo personal de la mujer más importante de nuestra vida? Y cuando ella nos requiera como apoyo ¿dejaremos de lado nuestros trabajos y responsabilidades para atenderla? Estas respuestas cada quien las daremos de acuerdo a nuestro corazón, sensibilidad y compromiso como hijas e hijos.
Quizá hablo desde la ignorancia ya que por decisión he postergado la maternidad, carezco de la experiencia y desconozco los sentimientos que se desarrollan al traer una nueva vida, así que no me extraña el desacuerdo que puedan tener con algunas de las preguntas que expongo, aunque las preguntas van dirigidas a hijas e hijos, me puedo adelantar a la respuesta que pensarán las mamás: No cambiarían nada en su vida porque nada, absolutamente nada supera su experiencia de ser madres.
Hoy lo veo claramente: Gracias mamá por no estar afuera de la reja de mi escuela perdiendo el tiempo sobreprotegiéndome, en cambio si lo dedicaste a ser una excelente trabajadora al servicio de la educación primaria del país, porque con tu buen desempeño inculcaste en muchas generaciones el ser ciudadanas y ciudadanos de calidad... ¡Ah, si! no había mencionado que mamá es maestra, ahora jubilada... Maestra de las buenas, Madre de las mejores, Mujer ejemplar.
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