Miró la pizarra y torció el gesto, su vuelo a Nueva York había sido cancelado, recogió su equipaje y volvió a su auto refunfuñando.
En el camino de regreso, y entre todas las cosas que tenía que reorganizar para estar presente en la junta a través de una videoconferencia, surgió una idea que lo hizo sonreír y acelerar.
Miró el reloj y calculó que aún estaría en la cama, abrió la puerta despacio y fue despojándose de la ropa mientras subía por la escalera, entró a su habitación y, tal como supuso, la encontró dormida casi boca abajo.
Suavemente se deslizó bajo las sábanas y se acercó a su cuerpo, ella tensó sus piernas y giró un poco a la defensiva.
– Qué haces aquí? -preguntó amodorrada y besándolo sorprendida.
– Cancelaron el vuelo por una fuerte tormenta, avisaran cuándo se restablezcan, mientras…
Las palabras sobraron al igual que su pijama de franela, sus cuerpos reclamaron cercanía, mucha, casi involuntariamente entró en ella, conteniendo la respiración, sintiéndola y llegando a lo más profundo, ella gimió, era música para sus oídos escucharla, arremetió despacio girando a un lado su cadera como sabía que le gustaba, sin prisa fueron encendiendo la hoguera, echando al suelo sábanas y cobijas, acelerando un poco, rozando la piel, humedeciendo y palpitando, cálido, intenso, ella suplicó ¡no pares! Y él la abrazó más fuerte, dejándose llevar, buscando tocar el cielo juntos.
La erupción cimbró sus cuerpos, se fundieron en espasmos de la cadera hasta la nuca, labios, brazos y hasta aquello que no se nombra. Extendieron el instante al quedarse casi inmóviles, mirarse y besarse, ella cerró los ojos mientras él le daba esos besos de esquimal que tanto adoraba. Se acurrucó en su espalda disfrutando del olor de su cabello, ambos sonreían. Los despertó una llamada, la aerolínea confirmaba que el vuelo seguiría suspendido hasta el lunes, por lo menos.
– Ayer fui al supermercado así que tenemos todo lo que hace falta.
– Y yo bajé un montón de películas esta semana, bendita tormenta invernal -dijo él, perdiéndose en sus labios con la anticipación de todo un fin de semana juntos.