Te esperé, en la soledad de mis días,
mientras contemplaba un amanecer.
Te esperé, en cada silencio,
convertido en compañía.
Te esperé, cosiendo mi corazón,
roto en mil pedazos.
Te esperé, en cada lágrima caída,
derramada por recuerdos.
Te esperé, en cada rayo de sol,
viento y lluvia.
Te esperé, en mis sueños,
mis anhelos y fantasías.
Te esperé, y hoy,
estás a mi lado.
María Victoria Campos Pérez
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