Las uñas secas no brillan y lucen opacas. Si pasas un dedo sobre ellas y no se desliza con facilidad, significa que están deshidratadas. Para ayudarlas a sanar, abre una cápsula de vitamina E y aplícala sobre tus uñas por la mañana y por la tarde antes de hacerte una sesión de manicure.
Tip: Ponte guantes siempre que realices tareas domésticas, en especial lavar los platos. No uses esmaltes aperlados: los ingredientes que se usan para darles brillo tienden a deshidratar las uñas.
Uñas frágiles
Aprieta los extremos de tus uñas. Si no se doblan, tus uñas no tienen humedad en su interior, lo que les quita flexibilidad y las vuelve fáciles de romper.
Sin embargo, no les apliques endurecedor porque las volverá más rígidas: es más recomendable frotarlas con aceite de almendras todas las noches.
Tip: Cuando te limes las uñas o te hagas manicure, pide que los costados queden rectos y sólo las puntas sean redondeadas. Esta forma ayudará a que tus uñas absorban mejor cualquier impacto.
Uñas dañadas
¿Tus uñas se abren con facilidad? ¿Parecen separarse en escamas? Tus uñas están severamente deshidratadas. Aplícales una base o tratamiento antes del esmalte, cuidando que sujete bien las áreas propensas a levantarse para evitar el ingreso de aire.
Tip: Aplícales un aceite especial para cutículas dos veces al día. Entre más saludables estén tus cutículas, más fuertes crecerán tus uñas.
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