Así es, siempre estoy queriendo hacer más cosas y que me rinda el día. Pero a pesar de madrugar, me ha llegado el mediodía y me pregunto ¿qué he hecho ?. Lo primero ir al super -ó a la comer-. Como era miercoles de plaza y además julio regalado y aún cuando eran las 8 de la mañana, ya me tocó luchar con el carrito para dejarlo en algún lugar apartado, seguro y que no entorpeciera el tráfico, mejor dicho el caos vial, dentro del lugar. LLenar el mayor número de bolsitas, que se puedan cargar, ir rapidito al carro a dejarlas y regresar por lo que se ha olvidado ó no se ha podido escoger. Bueno no todo es malo, para mi grata sorpresa, pude proveerme de crema para el cuerpo, para una larga temporada!!!. Lo más tardado fueron las filas frente a las cajas, pues la mayoría de los carros van llenos hasta el tope. Pero esta espera a veces es muy provechosa, puede uno platicar si hay alguen dispuesto a contestar ó puede uno observar actitudes, gestos, expresiones.  Una cosa ó la otra, siempre, siempre resulta interesante y educadora. Y cuando se dá uno cuenta ya se llegó a la caja.

     Regresando, lo que hice fué desayunar, hojear el periódico-hay que enterarse de las inundaciones, de los colapsos de muros y de terrenos donde están haciendo obras- y también lo que está pasando acá y acullá.

     Después entregar y recibir papeles que venian a dejarme.

     A continuación hacer lo básico que hace uno en la casa, cuando es día en que no cuenta  uno con ayuda: alzar cocina, guardar lo del super, ver y hacer lo que se va a comer; ir a la recamara y hacer cama, arreglar lo que haga falta,pues siempre, siempre hay algo que guardar.

     Recomponerse un poco, pues en el trajín a veces el peinado y el arreglo sufren un poco. Y  así ha llegado la hora de la comida  y una de las hijas con su hija -mi nieta- también han llegado, pues estan invitadas.

     Y así resulta que todo lo pensado por hacer se ha quedado en veremos.

     Por eso digo que siempre, siempre las horas me ganan y no hago todo lo que quisiera