A través del tiempo, la producción y consumo de bienes, a la par de la prestación de servicios, se han adaptado a los cambios económicos y sociales para responder a las necesidades de las personas y a las condiciones del mercado, tanto a nivel nacional como global. Así, podemos identificar tales transformaciones en cuatro grandes revoluciones, caracterizadas cada una, por diferentes invenciones.

La primera, ocurrida a principios del siglo XIX, fue impulsada por la máquina de vapor; la segunda, situada a finales de ese mismo periodo y a principios del año 1900, tuvo como eje el petróleo y la electricidad; y la tercera, ubicada en la década de los 60, se destacó por el uso de los sistemas computarizados y automatizados.

Después de esta evolución es que, a partir del siglo XXI, llegamos a una cuarta era: la “digital”, en la que estamos inmersos, basada en la aplicación de tecnologías de avanzada a muchas de nuestras actividades cotidianas como es el big data, el internet de las cosas, la robótica, entre otras, con el fin de facilitarlas.

Esta última ola de innovaciones a la que también se le conoce como “industria 4.0”, se refiere a la integración de formas de digitalización inteligentes a los procesos de fabricación y suministro para mejorar su productividad, eficiencia, flexibilidad; así como la toma de decisiones.

Una encuesta de 2022 de la firma Gartner, en la que participaron directivos de empresas de América Latina y del Norte, de Europa, y de Asia reflejó que, al menos el 89 por ciento de éstas, tenía implementada alguna estrategia virtual en sus proyectos de crecimiento.

Esta etapa que transitamos abre una serie de oportunidades para impulsar nuevos tipos de negocios, empleos y formatos educativos; para brindar soluciones rápidas, gracias al procesamiento de datos a gran velocidad y escala; para reducir costos y recursos; para controlar márgenes de error; y para favorecer el desarrollo sostenible.

Sin embargo, también esta época plantea diversos retos porque se estima que el funcionamiento autónomo de los dispositivos electrónicos puede sustituir la participación humana, generando la pérdida de puestos de trabajo; porque existe un acceso y aprovechamiento desigual de estas herramientas; además de que su acelerado progreso obliga a su constante actualización, aumentando el riesgo de rezago.

Por ello, a propósito de los días de la informática y de los derechos humanos, el 9 y el 10 de diciembre, respectivamente, frente a escenarios que muestran sus potencialidades junto con sus desafíos, resulta clave centrar los avances de esta revolución 4.0 hacia la inclusión y garantía de las libertades y prerrogativas de todos los individuos, para que se utilicen en su favor, reduciendo brechas de exclusión.

Como apuntaba Ramesh Srinivasan, profesor especialista en estos temas de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la tecnología no es neutral, ni se trata de su eficiencia; sino que es una expresión de los valores y conocimiento de la gente.

Fuente:

"Revolución 4.0 centrada en inclusión y derechos", El Heraldo de México, a 05 de diciembre de 2023, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2023/12/5/revolucion-40-cent...

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