Hace tiempo leí en algún lado que no recuerdo (y ahorita no ando chida como para buscar la fuente) que una es resultado de los viajes que ha hecho, los libros que ha leído y de las personas que ha amado…algo así era la onda. Total que hoy, sentí otra vez la GRAN necesidad de sentarme a escribir para ordenar mis pensamientos y se me vino a la mente esa frase. Estuve estacionada como una hora fumando fácil 10 cigarros de un jalón y pensando cómo fue que llegué al mismo sentimiento del que había huido por tanto tiempo. Fue algo tan predecible como una cadena de consecuencias de las decisiones que he estado tomando sin pensar lo suficiente. Chingao … la volví a cagar…no hay otra forma de ponerlo.

Creo que caí en una excesiva confianza en esa mediocridad que le llaman “no pienses, siente y deja que las cosas fluyan”…ahí estuvo el problema. En no pensar, en por primera vez creer que sentir y fluir iba a ser suficiente. No puse atención en los detalles que gritaban que estaba haciendo todo para terminar hecha un desmadre. No, decidí creer en las mamadas del destino y que las cosas tienen su propio cauce. Pendeja y mil veces pendeja… la vida no tiene un cauce, las cosas no pasan por que sí, el destino no existe. La vida se trata de tomar decisiones, de analizar los momentos y las condiciones para llegar al objetivo que una desea. Sea cual sea.

Hoy estoy TOTAMENTE enojada conmigo misma. Me desvié de lo que llevo AÑOS haciendo, dejé de pensar, dejé de ser autónoma, dejé que las circunstancias, no, las circunstancias no, la visión que le quise dar a las circunstancias me jodieran todo. Hace rato, en plena crisis de fumadora compulsiva, recibí la llamada de mi amigo Joaquín, quien siempre tiene el análisis atinado y sabiamente me dijo que dejara de hacerme tonta yo sola y que enfrentara si esto es lo que quiero par mi vida. Y enseguida me retumbaron las palabras de mi mamá, quien siempre decía que podíamos engañar a todo mundo, menos a una misma, por más veces que nos repitiéramos la mentira que le queríamos vender al mundo.

Y bien, si es cierto que somos el resultado de los viajes que hemos hecho, los libros que hemos leído y las personas que hemos amado, hoy decido seguir siendo fiel a mí misma. Asumo la responsabilidad de haber tomado malas decisiones y que hoy, tengo que vivir un rato lamiéndome las heridas de esas decisiones. Lo curioso es que no me arrepiento de nada, me duele cabrón ahorita, pero no me arrepiento. Sé que a este sentimiento de enojo y decepción de mí misma, sabré sacarle lo mejor como lo he hecho en circunstancias mucho más dolorosas.

Que comience el proceso pues… resiliencia le llaman …