Hay una mujer con discapacidad psicosocial que no maneja sus recursos económicos porque su marido no se lo permite, dice que está loca y no
puede hacerlo.
Hay una adolescente con discapacidad intelectual que ha sido
esterilizada para “evitarle  Problemas”.
Hay una mujer con discapacidad física a la que en su trabajo le han
asignado la oficina del fondo para que no dé mala impresión a los
usuarios.
Hay una niña con discapacidad motora que tendrá que esperar a que su
hermano menor esté en edad escolar para poder estudiar.
Hay una joven con discapacidad múltiple que no sale de su habitación
porque la gente no debe verla.
Hay una mujer sorda que no ha podido denunciar a su agresor porque
también es su intérprete.
Hay una joven con discapacidad motora que no tiene a donde ir aunque
su familia la violente porque no hay refugios con la infraestructura
accesible para ella.
Hay una mujer con discapacidad psicosocial que fue abusada sexualmente
por un enfermero, pero no lo denunció por miedo a perder la atención
médica.
Hay una mujer con discapacidad visual que denunció a un acosador y la
cuestionaron por salir sola a la calle en su condición.
Hay una mujer con discapacidad física que fue reprendida por su
ginecólogo por haber cometido “la irresponsabilidad” de embarazarse.
Hay una mujer con discapacidad motora que es golpeada por su marido,
pero en la delegación le han dicho que trate de conservar su relación
porque en su caso será difícil encontrar una pareja.
¿Creen que todas ellas puedan aguantarse poquito más?
Somos muchas las mujeres con discapacidad a las que se nos va la vida
sin que suceda de verdad lo necesario para que vivamos una vida libre
de violencia…
En México no hay políticas, protocolos ni acciones específicas que nos
protejan y acompañen: violencia institucional, que le llaman,
demasiadas omisiones.
¿Qué se supone que debemos hacer?
¿Qué hacemos mientras llega el tiempo de que seamos vistas?
Valeria Guzmán Díaz
Twitter: @valeriazul04 @CExpertas