En este mundo interconectado en el que empleamos diversas herramientas informáticas, es habitual que aceptemos, casi de forma inconsciente, los términos y condiciones de contratación, así como las políticas de privacidad, sin enterarnos bien de qué van.

Así lo revelan tanto un estudio del IFT, de 2022, sobre percepción y conocimiento de los usuarios de estas plataformas en materia de ciberseguridad, en el que la mayoría de los encuestados mencionó no leerlas, a pesar de considerarlas útiles; y la Segunda Encuesta de este mismo año y órgano, al mostrar que un 53.3% de quienes tenían Internet fijo se vieron obligados a adherirse a ellas para usarlas, en contraste con un 21.3% que prefirió rechazarlas.

Y es que de acuerdo con la Asociación de Internet.MX, al explorar los hábitos de los internautas, de los 96.87 millones de éstos en 2022, el 84.8% participaba en redes sociales, el 76.3% mandaba correos, el 69.5% interactuaba por mensajería, el 67.6% escuchaba música, el 63.2% veía películas, y el 61.8% realizaba operaciones bancarias. A la par, se reportaba que al 81.5% les preocupaba el robo de sus datos, al 58.4% las infecciones a sus dispositivos, y al 57.6% la intromisión a su intimidad.

Por ello es necesario comprender qué dicen las “letras chiquitas” de los documentos que describen los derechos y obligaciones que pactamos con las empresas, y la manera en que éstas nos protegen.

Para saber más, en el Quinto Informe 2024 del IFT, sobre privacidad de la información de las personas que ocupan distintos servicios digitales, se analizan una serie de elementos contenidos en estas publicaciones legales, como lo que se recopila automáticamente o por vía de permisos otorgados, su administración, finalidad, transferencias y usos.

Como parte de los hallazgos, vale mencionar que estas tecnologías tienen acceso no sólo a nuestro teléfono o mail, sino también a contactos, mensajes de texto, historiales de llamadas y navegación, ubicaciones, fotos, videos y hasta métodos de pago; que lo recolectado sirve, principalmente, para propósitos comerciales; y que, si bien su objetivo es personalizar y mejorar los productos, no especifican aspectos como los terceros con los que se comparte lo recabado o los plazos de conservación.

Para aprovechar estas aplicaciones con seguridad, el reporte recomienda estar informados de lo que recolectan, ser responsables de lo que autorizamos, ajustar las configuraciones, habilitar las autenticaciones, robustecer las contraseñas, actualizar el software, instalar antimalware, hacer respaldos, además de verificar la veracidad de los sitios web, los archivos y las descargas.

Dice el dicho que “más vale prevenir que lamentar” y, en este caso, es mejor invertir tiempo en revisar lo convenido con las compañías y entender el tratamiento que dan a lo que les entregamos, a ponernos en riesgo.

POR MARINA SAN MARTÍN REBOLLOSO

ESPECIALISTA EN TRANSPARENCIA Y PRIVACIDAD

@navysanmartin (Instragram, Threads y Space X)
Marinasanmartinrebolloso (LinkedIn)

Fuente: "¿Qué dicen las “letras chiquitas” sobre nuestros datos?", El Heraldo de México, 20 de agosto de 2024, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2024/8/20/que-dicen-las-letr...