En las charlas cotidianas ya es común tocar temas tecnológicos, dado la intensidad de uso de nuestros teléfonos móviles y computadoras portátiles, siendo usual intercambiar opiniones sobre los nuevos productos y sus bondades.

Ya sea que nos identifiquemos con quienes están a la vanguardia en esta materia; con las personas que han usado inteligencia artificial (I.A.), o con las que han escuchado algo sobre ella, es probable que conozcamos aquellas llamadas “generativas”.

Estas herramientas, como el Chat GPT, Gemini, o DALL-E, por citar algunos ejemplos, se denominan así porque, a partir del análisis, asimilación e interpretación de múltiples datos con los que han sido entrenadas, pueden crear nuevos contenidos y dar contestación a consultas de sus usuarios, entablando un diálogo.

Uno de los campos en los que, cada vez más, estos” chatbots” o asistentes virtuales específicos están siendo empleados es el educativo, siempre que se les instruya debidamente.

Como lo señala la UNESCO, en dos de sus guías de 2023 y 2024, en el caso de la enseñanza, estos instrumentos pueden coadyuvar en la docencia mediante el diseño de cursos y la ampliación de tópicos en las asignaturas; o bien, fungiendo como compañeros de estudio o tutores del alumnado para repasar, preparar tareas o evaluar su nivel escolar.

En la investigación, pueden colaborar en la planeación de proyectos, hacer traducciones, buscar información, entre otras cuestiones.

A pesar de su potencial en dicho sector, esta misma organización ha alertado sobre sus implicaciones éticas como son los riesgos a la integridad académica, a través de plagios, la reducción de la conexión humana, la afectación al desarrollo intelectual si no se incentiva el pensamiento crítico o se verifican las respuestas, el reforzamiento de estereotipos discriminatorios en sus resultados, la presencia de sesgos cognitivos al no poder distinguir entre lo falso y lo verdadero, la inequidad en su disponibilidad y costo, así como las posibles transgresiones a los derechos de autor, a la propiedad intelectual y a la protección de los datos personales.

El profesor de la Universidad de Granada y fundador de Conecta 13, Fernando Trujillo Sáez, afirmaba que “los estudiantes deben aprender a interactuar con la I.A., comprendiendo sus capacidades y limitaciones”, pues su aplicación en el aula llegó para quedarse.

No obstante, para garantizar una sólida preparación es necesario que su adopción afiance un aprendizaje real que incremente las competencias intelectuales y sociales, evitando actitudes de simulación. La adquisición de conocimientos esenciales de tipo alfabético, matemático, científico y muchos otros, incluyendo los digitales, es insustituible y requiere de un trabajo de internalización y desarrollo propio, que ninguna máquina hará por nosotros.

POR MARINA SAN MARTÍN REBOLLOSO

ESPECIALISTA EN TRANSPARENCIA Y PRIVACIDAD

@navysanmartin (Instragram, Threads y Space X)
Marinasanmartinrebolloso (LinkedIn)

Fuente: " La I.A. en el aula ¿aprendizaje real o artificial?", El Heraldo de México, 06 de agosto de 2024, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2024/8/6/la-ia-en-el-aula-ap...

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