Hace tiempo cuando sólo tenía un hijo, una amiga soltera me dijo me dijo que escribiera un libro, una especia de manual para mamás. La verdad es que ni siquiera lo pensé, cómo iba yo a hacer un manual de algo en lo que no me consideraba experta.  Otro de los argumentos de mi amiga es que no hay mejor negocio que poner a trabajar los conocimientos adquiridos, se refería a mi oficio de periodista, ni así me convenció. 

Pasaron los años y tuve a mi segunda hija, cada vez me alejaba más del periodismo y de los medios de comunicación tradicionales, primero por los bajísimos salarios, segundo porque estaba “comenzando” de nuevo con pañales, mamilas, con el extra en esta ocasión que estaba decidida a ejercer una lactancia exclusiva por seis meses. La verdad es fue tan difícil al principio que pensaba que no iba aguantar el ritmo, cuando llegó el momento de sacarme leche y apenas conseguí media onza, definitivamente regresar al mercado laboral no era ya una opción.

Al año de que nació mi segunda criatura pensé que quizá podría volver a trabajar, pero de freelance, lo intenté y con ayuda de mi amiga Grace presentamos proyectos y temas que fueron aceptados en distintas publicaciones. Nos pusimos a trabajar, después de un mes de entrevistas, sesiones de fotos, investigación y más, me enteró que de nuevo estoy embarazada. (Ya conté esa historia en otro post anterior)

Terminé mis entregas y hasta ahí llegó mi intención de “volver a trabajar”, las cosas no estaban fáciles en casa, tenía una bebé muy bebé que aún había que cargar, para todo, venía un tercer bebé, el futuro laboral de mi marido era incierto, cosa que cambió a los pocos meses cuando fue liquidado, con todo eso y una panza de seis meses volver a trabajar sonaba hasta ridículo.

La tormenta pasó, (no fue así de fácil ni corto como suena) y justo la semana que nació MV mi marido finalmente volvió a trabajar. Parecía que todo se iba acomodando poco a poco y sí, de muchas maneras la vida se nos ha ido acomodando, sin embargo, nuestra economía aún no termina por acomodarse del todo.

MV cumplió apenas el sábado pasado un año, no hubo fiesta, sólo un pequeño pero muy rico pastel con abuel@s, sus herman@s, papá y mamá. En este año han habido “intentos” y ofertas de trabajo. Nada ha funcionado. Los que son formales, en medios tradicionales, requieren de horario de entrada pero no de salida con la advertencia de que en casos de breaking news hay que estar el tiempo que se requiera.

Los trabajos que no son fijos, pues son inciertos, con paga bajísima y después de cierto tiempo de haber realizado la colaboración, o sea algo que cuando llega sirve para pagar una o dos cuentas, pero nada más.

También en este año, sin darme cuenta me volví bloguera, todo comenzó en marzo del año pasado que unas amigas y yo decidimos hacer un blog colectivo, “Diarios en Tacones, 10 mujeres, un tema por semana”. EL proyecto nación mayo, casi que junto a mi hija más pequeña, de hecho a pesar de estar recién parida me puse a escribir sobre mi parto natural para el post de la semana que tocaba. Un par de semanas después, en junto, comencé a colaborar en este maravilloso espacio de las chicas Montaña, exclusivamente sobre temas de maternidad y crianza.

Ha sido un año increíble de aprendizaje en muchos sentidos, escribir dos textos a la semana fue complicadísimo los primeros dos meses, bueno algunas veces sigue siendo, fue pesado pensar un ángulo para el tema de las entonadas y luego pensar en un tema para Montaña. Debía tener claro que no podía mezclarse los temas. De verdad, dos post a la semana se volvió una locura.

Después se volvió relativamente fácil y los temas de maternidad me fluían, practiamente los escribía en mi cabeza antes de sentarme frente a la computa, algunos (decenas) incluso, los escribí en el block de notas del iPhone. Con las entaconadas también, poco a poco fue siendo más fácil pensar en un ángulo pero ya con el tema establecido.

En esas estábamos cuando comencé a asistir a eventos sobre internet, mujeres y nuevas tecnologías. Ya había escuchado el término #mamásblogueras en tuiter y de hecho comenzaba a conocer a un par de ellas gracias al #mamástuiteras.

Cruzó por mi cabeza de nuevo el tema de mi blog de mamá que había abierto en 2009, cuando sólo tenía un hijo y me había ido de la ciudad de México, pero tenía un parto a la vuelta de la esquina, así puse mis pensamientos en la bandeja de “espera”. 

Todo cambió este año, cuando asistí por segunda vez al encuentro de la plataforma de blogueras Mujeres Construyendo y la ONU México, se hablaron de muchos temas, muchísimos, sin embargo hubo algo que se me quedó marcado en la cabeza y es que en méxico hay mucho potencial para las blogueras, ya que la mayoría de los contenidos en internet están en inglés y en méxico, así como América Latina aún no sabía el potencial que tenía. Algo pasó.

De pronto me di cuenta que yo no tenía un espacio propio, que estaba generando bastante contenido en español sobre el tema mujeres y sobre maternidad, pero que no tenía un espacio mío de mi.

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