Parafraseando a la escritora Isabel Allende, las periodistas escriben lo que no debe ser olvidado. Ellas hacen visible lo que se pasa de largo o se intenta ocultar; rompen silencios con su difusión; investigan con la misión de encontrar la verdad; y comunican aquellos acontecimientos de interés que como sociedad tenemos derecho a saber.
Los primeros registros de la prensa femenina, en México, nos remontan al siglo XIX, con el Semanario “Las hijas del Anáhuac” surgido en las Escuela de Artes y Oficios para Mujeres; y con “Las violetas del Anáhuac”, tribuna para mentes brillantes como Laureana Wright, su fundadora, y Mateana Murguía, una de sus sobresalientes colaboradoras.
A siglo y medio de distancia de sus colegas precursoras, los retos actuales incitan a estas narradoras profesionales de opinión a modificar y perfeccionar los contenidos y los mensajes que se envían a la gente, para desmontar prejuicios sobre los roles que se esperan de nosotras; y para impulsar prácticas periodísticas que reivindiquen nuestro papel.
En nuestro país, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, al cuarto trimestre de 2019, registraba 44 mil 364 personas periodistas o locutoras, de las cuales solamente el 28.6% eran mujeres.
Fungir como portavoces y tejedoras de relatos, en particular, con enfoque de género en los temas que a nosotras nos importan e impactan, conlleva una triple amenaza: por ser mujeres, por ser periodistas, y por defender los derechos humanos con su labor.
El alto riesgo al que están expuestas se acredita con las 767 agresiones que sufrieron entre enero de 2019 a julio de 2022, según el Informe “Palabras Impunes”, publicado por CIMAC en 2022.
A pesar de ello, sus ideas colocan en el ojo público actos de discriminación arraigados culturalmente, para promover su erradicación y provocar cambios que propicien la equidad.
Según el 6º Proyecto de Monitoreo Global de Medios 2020, en su Informe “Who Makes the News?”, en ese año, la participación femenina como sujeto o fuente de noticia a nivel mundial fue únicamente del 25%.
El reporte citado reflejaba que solo el 3% de las historias desafiaban los estereotipos asociados a hombres y mujeres, porcentaje que también se registró en 2005. Asimismo, mostraba que la narración de los hechos con perspectiva de género tendía a ser más elevada en las periodistas que en sus pares masculinos.
Para ellas, comunicar con esta visión significa escuchar distintas voces y facilitar que sean oídas; actuar con empatía, ética y respeto; analizar los hechos y transmitirlos sin sesgos y estigmatizaciones; e incorporar un lenguaje que combata la exclusión, la violencia contra nosotras y la revictimización.
A propósito del “Día Nacional de las Personas Periodistas”, 4 de enero, las plumas con tinta de género nos recuerdan que una prensa comprometida con la diversidad, la igualdad y la inclusión, sin duda, contribuirá a construir una sociedad más justa.
Fuente:
"Plumas con tinta de género", columna invitada, El Heraldo de México, 03 de enero de 2023, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2023/1/3/plumas-con-tinta-de...
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