Nuevas economías emergentes, en un contexto de crisis económica, política, cultural y social.


Gloria Águeda García García.


El presente texto responde a una invitación a participar en el marco del segundo foro nacional de jóvenes hablantes de lenguas originarias, realizado el 24 de septiembre del 2009, en el municipio de Espinal, Veracruz, convocado por la asociación civil “Laboratorio Escénico”


La situación de crisis económica por la cual atraviesa nuestro país, es parte de una crisis en un contexto de las economías mundiales, que trae graves consecuencias para la mayoría de habitantes que viven en desventaja social y económica y que afecta a millones de seres humanos en el mundo, una de las causas fundamentales de esa situación es que nuestra economía es producto de la desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza. De acuerdo a un artículo publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, titulado La crisis en números menciona que “La recesión mundial se sigue agravando y el impacto de la crisis financiera y económica sobre los pobres se hace visible. Si bien se habla de algunos indicios esperanzadores, el impacto sobre muchos de los países en desarrollo sólo ahora comienza a hacerse evidente. Las consecuencias de sacar a un niño de la escuela o de usar comida menos nutritiva – debido a la pérdida de empleo y de ingresos seguirán teniendo un grave efecto hasta mucho después de que la recuperación económica haya comenzado” (PNUD, 2009).


De acuerdo al mismo artículo del PNUD, menciona que las repercusiones de la crisis se manifestaran a un en el largo plazo, el Banco Mundial indica que entre 55 y 90 millones más de personas, pasarán al nivel de extrema pobreza como resultado de la crisis, que se sumarán a los 160 a 200 millones que se estiman
cayeron en la pobreza a raíz del aumento en el precio de los alimentos entre 2005 y 2008, pero las más afectados serán las mujeres y los niños (feminización de la pobreza) dichas implicaciones tienen efectos en rubros de educación, salud y empleo, y en las posibilidades de crecimiento de los países.


Por otro lado y de acuerdo al informe 2009 de avance de los objetivos del milenio, publicado por las Naciones Unidas, afirma que la desigualdad merma las oportunidades de desarrollo de las personas, los males van encadenados, si los niños no van a la escuela tienen menos oportunidades en el futuro, tanto de empleo, de mandar a sus hijos a la escuela, de prevenir enfermedades, etc. Esta situación sin duda es más grave para las niñas, por la desigualdad de género.

En otros contextos más cercanos a nuestro entorno y como consecuencias más próximas de la crisis, es actualmente la disminución de las remesas de dinero que mandan los migrantes a sus familias, pero también estamos siendo testigos de los éxodos de mexicanos a los Estados Unidos y del paso de los migrantes centroamericanos por nuestro estado, hacia el norte enfrentándose a situaciones cada vez más indignas, en busca de “mejores oportunidades”
de ingreso.


Los contextos locales rurales (influenciados por la migración) también van cambiando, por un lado las mujeres se incorporan cada vez más a las tareas del campo, sumadas a las tareas de la cuidado de la casa y los hijos, el paisaje rural se va transformando en algo mas urbanizado la construcción de casas se hace al estilo gringo; los recursos provenientes de los migrantes, lejos de verse como una oportunidad para fomentar el “desarrollo” se han frenado, existe una carencia de estrategias adecuadas que puedan capitalizar los recursos que aun están fluyendo por remesas, ¿Cómo se puede lograr la capitalización de recursos? invirtiendo en educación, ahorro, diversificación de actividades productivas, comerciales e industriales.


Lo anterior implica, el cambio de patrones de consumo en las familias de los migrantes; para poder incidir en reactivar la economía local
por ahora sólo hablamos de iniciativas personales, pero no a un
nivel de política pública.


Por otro lado y con la ausencia visible de políticas públicas se suman los escasos recursos gubernamentales, que sin duda se restringen en los tiempos de crisis que son momentos en los que más se requiere invertir en el gasto público, en rubros como educación y salud (ya por demás insuficiente) y el recorte al presupuesto destinado a las mujeres, como sucedió en los programas gubernamentales federales en el 2009.


Lo anterior es producto de una economía neoliberal, que busca maximizar
beneficio económico para los grandes accionistas/dueños de
empresas, como prioridad principal, se exalta el mercado como
mecanismo regulador perfecto e insustituible de la economía, con la
globalización
-entendida como el conjunto de procesos tecnológicos, económicos, sociales y culturales que hacen la realidad más integrada e
independiente-
(Diccionario de educación para el desarrollo,Diccionario Hegoa)
Pero en realidad la globalización lejos de integrar ha venido a
desintegrar los contextos locales, mediante la implementación de un
conjunto de prácticas cada vez más agresivas, proponiendo modelos
exógenos , ajenos a las prácticas cotidianas de lo local y
respondiendo a las grandes economías
.


Somos nosotr@s mism@s producto de esas prácticas, hemos creado y somos
parte de una sociedad de consumo, que sostiene las macroeconomías,
y que nos ha llevado a una sociedad con inequidades, pobreza,
generación de más basura, contaminación, con consecuencias que
hoy por hoy hemos empezado a padecer con con el cambio climático.


Se requiere de un paradigma emergente y urgente en cuanto al concepto
y las prácticas de la economía, para entender la riqueza, no como
beneficios de uno pocos, sino no como la generación de bienes que
nos permita disfrutar a hombres y mujeres una vida digna,eso es
realmente entender la economía con rostro humano y no con signos de
pesos.


El objetivo de las economías emergentes es elevar la calidad de vida de las personas, busca que las transacciones sean incluyentes, justas y no de regateo sino de dar y pagar el justo valor a los productos de los campesinos, los artesanos, los agricultores, los comerciantes.


Las nuevas economías, también denominadas emergentes, surgen como
una posibilidad de cambiar justamente ese paradigma económico,
algunas son economías que a nivel micro-económico se
han
venido practicando desde hace muchos años, en realidad no son tan
nuevas, quizás en el concepto como tal sí, pero en la práctica
están más bien olvidadas o rebasadas
ante la
influencia de la globalización.


Dentro de las economías emergentes encontramos la economía solidaria, el
comercio justo, la responsabilidad social empresarial, los negocios
inclusivos que busca el desarrollo integral del ser humano como fin
de la economía, mejorando la calidad de vida de las personas y del
ambiente, promoviendo una nueva forma de hacer negocios y un nuevo
rol para la empresa en la sociedad.


Lo anterior bajo principios de cooperación impulsando transacciones ganar-ganar, relaciones solidarias, gobernabilidad inclusiva y transparente autonomía, empleo justo y digno, generación de riqueza con equidad y sobre todo la responsabilidad del cuidado del medio ambiente, y rescatando los valores culturales.


Lo anterior se puede lograr si las personas adquirimos la cultura de realizar transacciones solidarias, participativas, medio ambientalistas, pero sobre todo humanista, educarnos como consumidores finales.


Rescatar una economía más humana para mejorar la calidad de vida y vivir en una sociedad más justa, depende de las acciones y elecciones de
cada uno/una de nosotros buscando fortalecer una economía
solidaria, de “ayuda” y tratando de hacer aun lado el
individualismo ya que en la actualidad ahora cualquier acción de
beneficio para el otro tiene un costo económico, en los ámbitos
rurales y sobre todo indígena cuando se construía la casa de
alguien o se requería el trabajo en una parcela o finca o se
necesitaba de un favor los vecinos apoyaban, construían de manera
colectiva, estos escenarios cambian y se olvida lo que fue parte de
la cultura de la solidaridad.


Por eso hoy por hoy se hace necesario rescatar los valores heredados de nuestros abuelos, que practicaban de manera solidaria actividades
económicas como el trueque de productos, la faena o el tequio, que
nos haga reconstruir esas formas de economías más fraternas, en
donde las referencias son las personas y no el valor material y
económico.


La economía solidaria es una opción para que mediante el intercambio, los productos del campo no se echen a perder, buscar el intercambio
para enriquecer nuestra dieta con alimentos que no cultivamos o que
no son de nuestra localidad, y sin necesidad de tener dinero en
efectivo mediante el trueque, intercambiando de productos de
diversas regiones,


Las nuevas economías y en especial la economía solidaria tiene la finalidad de relaciones sociales con mayor equidad, mejorar la calidad de vida, el uso sustentable de los recursos naturales, y aunque debemos reconocer que esto no siempre se logra o no al 100% como es lo deseable. En un ambiente que requiere de mayor participación.


Hacer de las nuevas economías una forma de vida depende de nosotr@s, demostrar que otra economía es posible para la construcción de un
mundo más justo, también.


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