Hace poco me preguntaban si no me molestaba que me cuestionaran sobre temas feministas, que me preguntaran o esperaran mi análisis feminista uno u otro tema, situación, noticia, hecho, etcétera.
Los juicios de valor a mi estado de feminista son comunes y muy recurrentes, van desde: cómo las feministas ven cierto tema, al explicarme un tema desde a mirada feminista, cuestionar si lo que hago es o no es feminista.
Claro, es bueno dialogar y en el camino intercambiar ideas, pero la mayoría no es con esa intención.
Una quisiera creer que todas estas preguntas y valorizaciones tienen el dulce fin de aprender y conocer más, pero no, la mayoría si no es que todas terminan en un mansplaining donde al no parecerles mi respuesta intentan explicar lo que debería de ser el feminismo o sus acciones correctas.
Se vuelve un ejercicio de, contradecir a la feminista.
El hecho es que no solo se cuestiona sobre temas generales, por ejemplo el sermón de la misa de una boda donde el padre dictaba que la mujer debía planchar las camisas, esperando con ansias mi respuesta –que intuyó ya la conocen- me contradecían en el acto.
Pero no solo de estos ejemplos viven los “hombres explícame todo” sino que también cuestionan todas y cada una de mis acciones: sí uso vestido, si me maquillo, si tengo novio, si decido decir algo bueno sobre el matrimonio, todo según sus creencias está mal, por qué me estoy saliendo de un molde que estos hombres creen debería de seguir.
No, no soy su diccionario feminista que está a su disposición de explicarles todo y además de tener que estar soportando sus burlas “intelectuales” de temas que tanto ustedes como yo sabemos que no les interesan.
No tengo problema con compartir el conocimiento, pero sí en que sea mi responsabilidad tener que tolerarlos, Jessa Crispin dice que los problemas de los hombres no son nuestro problema per si nuestra responsabilidad. Crispin manifiesta las diferencias, no son nuestro problema porque no podemos dirigir sus pensamientos y acciones pero sí es nuestra responsabilidad, debemos darles las herramientas pero dejar que entre su masculinidad encuentren como aplicar dichas herramientas.
No soy su diccionario feminista, pero si ustedes aprendieran a escuchar, a no criticar, no castigar con palabras mis palabras o acciones, entonces yo podré explicar y en ustedes hombres queda el aprender y actuar, pero no esperen que mi feminismo esté dispuesto ser su odio las 24hrs del día.
“Soy consciente de que a los hombres les espera una época complicada, Van a tener que emprender todo el autoexamen y la búsqueda que llevan siglos evitando. Van a tener que encontrar nuevas formas de vivir y de estar en el planeta. Las mujeres les llevan una ventaja tremenda, y los hombres harán cuanto esté en su mano para no tener que someterse a ese proceso” Jessa Crispin
Lo sé, mi feminismo el feminismo les puede parecer incomodo, muchos se siguen preguntando “¿por qué están todo el tiempo enojadas las feministas?”, “lo tienen todo, ¿ahora que quieren?, todos los días nosotras nos estamos enfrentando a ese sentimiento de miedo, de inferioridad, y mientras nosotras estamos en esa lucha ustedes están confundidos, por favor no vengan a buscar consuelo y que les digamos que son unos hombres super incluyentes, porque no hacen nada maravilloso, solo respetan y no se meten con nuestra lucha, esa sí es su tarea.
A los “hombres explícame todo” de una vez les digo que les contestaré si me da la gana, no vengan a esperar que les diga “vas bien”, “eres el mejor feministo”, y no, no soy envidiosa, pero los hombres desde siempre han contado con todas las herramientas para pensarse, repensarse y ahora las herramientas que tenemos nosotras son para ayudar a otras.
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