Ha pasado una semana desde lo ocurrido en Orlando y cada día de la semana leí noticias, columnas, testimonios, leía y seguía leyendo. Sabia que debía de hablar de esto, por las mismas razones por las que muchos otros han hablado: solidaridad, amor, apoyo; pero sobre todo porque esto, lamentablemente, no es un hecho aislado, las personas de la comunidad LGAsteriscoBTIQ son constantemente agredidas y lo que ocurrió en la madrugada del 12 de junio, fue un acto de odio y ese odio tiene nombre: homofobia.
No obstante, al presentar la nota, algunas veces se hablo de la muerte de 49 personas, así, como si esas personas no fuesen sometidas a juicios distintos por su preferencia, orientación o identidad sexual, se hablaba del dolor de Estados Unidos evadiendo nuestra propia homofobia. Cuando hablaban de causas homofóbicas, el problema era él, el asesino homófobo como si esta sociedad fuese perfecta, reducen un problema que nos atañe a todos a un problema personal y no sólo eso un problema propio de alguien con desordenes mentales, asumiendo en primer lugar que hay un individuo cuerdo y en segundo que este tipo de individuo —cuerdo— jamas tendrá conductas homófobas. Pues bien, diré lo que todos sabemos: la homofobia es un problema que se vive día tras día y están quienes abiertamente y con toda la seguridad del mundo afirman que en verdad es malo no encajar en el sistema porque es algo contra natura ¡contra natura! debería de ser la falta de raciocinio en la gente, pero en fin. También están los que dicen yo respeto, ni me meto con ellos, que hagan lo que quieran, en serio ¿cuándo van a entender que su respeto sólo es indiferencia que refleja parte de su intolerancia? ¿cuándo van a entender que su respeto es solo complice de la homofobia? ¿cuándo van a entender que hacen tanto daño como quienes odian abiertamente? ¿cuándo van a entender que respetar no es mirar desde lejos con aire de sospecha? Asimismo están los gay friendly de quienes, sinceramente, a veces miro con la misma desconfianza con la que miro al resto, pues a veces el nombrarte a favor de una causa, te impide ver todos los errores que cometes cuando intentas defenderla, pero, a pesar de los errores que podemos cometer, creo que hacer algo es mejor que solo mirar, aunque no por eso es suficiente y no por eso debemos conformarnos con acciones a medias o con apoyos endebles.
Algunas personas dicen que la lucha de la comunidad LGBTIQ es dura, que sus miembros enfrentan muchos retos y ahí termina su discurso ¿por qué? Por que dejan que sean los otros, ellos, los que luchen contra todo, porque ellos tienen que enfrentarse a algo que para todos resulta evidentemente injusto ¿por qué esa incapacidad de seguir hablando e incorporamos en el discurso? ¿Por qué es necedad de cerrar los ojos frente a la verdad: los derechos de las personas LGBTIQ son derechos humanos? No les compete sólo a ellos defenderlos, nos compete a todos.
A una semana de esta tragedia, he visto videos de las muestras de solidaridad de otros países: las luces, las banderas, los mensajes. Sin embargo ahora viene lo mas importante: las acciones. Sé que no parece fácil, que no todos los días amanecemos con la fortaleza para iniciar una discusión porque alguien no quiere aceptar que gritar puto es una manifestación de homofobia, quizá no todos los días dedicaremos artículos completos a hablar sobre este problema, quizá parece imposible incluirlo en todas las agendas. Pero si la homofobia inicia a manifestarse desde pequeños actos como el asco por un beso, desde pequeños actos hemos de comenzar a responderle. Pues los miembros de la comunidad LGBTIQ no tienen la opción de decidir si quieren o no luchar contra la homofobia, su simple presencia es resultado de una guerra, suena difícil incorporarlo en todas las agendas, pero tenemos que hacerlo, porque la violencia no dudo en infiltrarse en toda su vida. Combatir la homofobia es algo que nos corresponde a todos y no puede depender de nuestro estado de ánimo o de la cantidad de aplausos que recibamos por defender una causa, debemos combatir desde las sombras y a plena luz, en todo rincón y en todo momento.
Al pensar en Orlando, pienso en la inseguridad de salir a las calles, la inseguridad misma de reconocer abiertamente tu orientación sexual, la inseguridad de nombrarte, de existir. Orlando es una muestra de lo que el odio puede ocasionar y no culpemos a un psicópata por lo ocurrido; pues así como los violadores a veces se parecen mas al cazador que al lobo, así los homofóbicos, los racistas, los clasista, así todo el mundo que hace daño se parece más al héroe que al villano. No esperemos encontrar a un sujeto fuera de este mundo cometiendo atrocidades, puede ser el mas simple y ordinario quien haga todo este caos. Tampoco son las armas, pues si bien es cierto que hay una relación importante entre muertes y portación de armas, creo que la intención de dañar esta per se; lo que las armas determinan es el impacto del daño. Aunque coincido en la importancia de disminuir al acceso a las armas, pues considero que realmente disminuirían la cantidad de víctimas; lo que tenemos que combatir es el odio, el odio a miembros de la comunidad LGBTIQ, el odio a otras religiones, culturas, razas: el odio a la diferencia, a lo que no somos nosotros.
Los responsables y únicos capaces de evitar que esto vuelva a ocurrir somos nosotros. Por que no es su lucha, no es su muerte, no es su problema. Es nuestra lucha, nuestra muerte, nuestro problema. Basta. Basta de la otredad, basta del yo los respeto con indiferencia; ¡basta de toda nuestra división! No se trata de tolerar, ni de respetar, ni de no meternos con ellos o con lo que hagan; se trata de solidaridad, de apoyar de estar hombro a hombro luchando nuestra batalla, porque somos una humanidad y nada debe de ser más fuerte que eso: ellos son nosotros y nosotros somos ellos, nada debe de dividirnos. No existen fronteras entre corazones. Vivir no es un privilegio, vivir es un derecho. La homofobia mata, no dejemos que nuestro silencio sea complice.
Siempre es tiempo de cambiar. No permitamos que esto vuelva a ocurrir, no evitamos que se pierda la vida de más personas, no sigamos destruyendo familias, rompiendo esperanzas, truncando sueños. Cambiar es nuestra responsabilidad, cambiar es nuestra decisión, el momento no ha llegado, el momento siempre ha sido el ahora, así que ¡cambiemos ya! ¡Actuemos ya! Y construyamos un mundo mejor, no para el mañana, para el ahora.
En honor a todas las personas fallidas en este atroz incidente y a todas aquellas personas que son víctimas de la homofobia, no guardemos un minuto de silencio, gritemos ¡gritemos cada segundo de nuestras vidas por la justicia que queremos, la paz que anhelamos y la libertad que merecemos! Porque con nuestro silencio e indiferencia alimentamos esta cultura de odio, así que gritemos por ellos y por nosotros ¡No más homofobia! ¡No más crímenes de odio!
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Esta entrada fue originalmente publicada en mi blog Asterisco
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