MUJER: El reto de la creatividad y cómo no morir en el intento

Sin duda, hay miles de mujeres creativas y muchas famosas (quizás no tantas como debería), pero bueno una mujer común como lo soy yo ha estado explorando el reto de la creatividad y ha sido de lo más complejo. No me mal entiendan, resulta que tengo mucha creatividad en miles de formas, pero llegar a esa conclusión ha sido de lo más complicado y emocionalmente costoso; pero de lo más gratificante y revelador.

No tenía idea de que tenía que luchar con tantas ideas preconcebidas, con tantas enseñanzas familiares, con tantos miedos, con tantos demonios internos, que tenía que "pelear" con mi Myrna interna más fuerte, para dejar a las otras salir. Y no sabía lo difícil que eso era, lo cansado, la resistencia. Pero después de una buena maraña interna, de algunas peleas encarnadas con mis varias Myrnas, creo que voy viendo la luz al final del camino y puedo respirar y me siento feliz, completa, creativa, capaz. 

Triste, pero al mismo tiempo liberador, es que he debido tener amplias discusiones internas con muchas enseñanzas, ideas, personalidades que yo creo que vienen de los micromachismos con los que crecí y que ni siquiera veía. Es impresionante el peso social, cultural, familiar que vivimos las mujeres, aún las aquellas que hemos tenido la fortuna de haber crecido en un ambiente que nos permitió crecer. En mi caso, tuve que aceptar que tuve ese ambiente, porque peleé ferozmente por él.

Lo más reconfortante es que no lo he hecho sola, agradezco mucho los espacios que la vida me ha puesto en el camino y, en particular, a Nayeli Garci Crespo y a todas mis compañeras de Taller de Creatividad; también agradezco a Alina Bassegoda y Alejandra Rojo, a mis maestras-coaches  y a los muchos pequeños espacios que he encontrado en Dalia Empower. Por supuesto a mi querida amiga Claudia Calvin por sus talleres maravillosos. A Beatriz, Cybele y a Josefa por siempre creer en mí. Y mis amigas entrañables: ME, Adry, Rose, Gina, Raquel, Quetz, Ross, Mir, mis muchas Clau y Gabys  y mis tocayas, mis VocesExpertas que hay en mi vida y muchas mujeres más en las que me he reconocido. Sin esta sororidad no podría estar recorriendo este camino que me hace sentir más feliz y completa. Y mi lista se queda corta, porque muchísimas mujeres han impactado mi camino de maneras tan gratificantes y tan enriquecedoras que no podría describirlas; algunas han sido como cometas que pasan y se estrellan y se van y otros son bellas estrellas en el firmamento que ahí están.

Lo que me angustia, es que este camino, aunque acompañada de mis entrañables amigas, ha sido un tanto solitario y me he retraído de algunos amigos a quienes quiero mucho (Mario sabes que te llevo en mi corazón) y de mi amado esposo Alejandro; sin embargo, lo he necesitado. Esta búsqueda me lo ha exigido, porque es una conversación interna muy intensa, que merma la energía para otras conversaciones y, que muchas veces, sólo se puede tener con otras mujeres. El único hombre con el que he encontrado una gran necesidad de estar en contacto es con mi pequeño escolar, mi hijo, a quien también he metido en este camino de autoexploración emocional y, por supuesto, mi querido Tubby, mi latoso beagle, que me acompaña estoicamente en todas mis tribulaciones. Aunque, he tratado de mediar y por eso Joaquín Parván es mi #CoachDalia, porque siempre es necesario tener otra visión y por eso, mis grandes editores y los mayores abogados del diablo suelen escuchar mis historias (Alejandro y Mario, no podría sin ustedes).

Resumo lo que he encontrado:

1. La falacia de la niña perfecta, colaboradora y recatada. ¡Qué horror descubrirlo! Somos educadas para ser muñequitas de porcelana y las mejores en todo, a ser muy competitivas y muy capaces. Sin embargo, al mismo tiempo, debemos ser poco arrogantes, tranquilas, calladas y guardarnos nuestros triunfos. Ah y debemos ser la pasta que une a todo, pero no se lleva el crédito de nada. Sé la mejor, pero no lo digas; no es digno de una gran dama. ¡Qué!!! Por eso, decidí que mejor no me convertía en una gran dama.... soy solo una mujer, una mujer profesionista, profesional de la energía, emprendedora, creadora de soluciones, mamá, esposa, cocinera de Thermomix, lectora, colaboradora y líder, amante de aceites esenciales y sistemas de agua y aire y en proceso de ser jardinera.... Puff... 

2. El crítico interno y feroz. Es un monstruo que nos drena. Si tratara a cualquier persona como me he tratado a mí misma toda mi vida, debería tener muchas acusaciones. Qué terror que aprendemos que la manera de crecer y ser la mejor es atormentarnos. Debemos ser disciplinadas, estudiosas, concentradas, capaces y no debemos desviarnos del camino. Otra gran sorpresa. El éxito no se da un jalón, hay que ser resilientes, hay que caer y levantarse, hay que seguir el camino a pesar de todo. La creatividad no surge del dolor ni de la exigencia; tampoco el aprendizaje. Pero esto se logra no con castigos, sino con amor, amor a uno mismo. Crecer no se hace a latigazos; se hace con el cariño de la luz del sol, el oxígeno del aire, con los nutrientes de la tierra. Y sí a veces con los remolinos y las grandes lluvias, los calores intensos, pero estos no deben ser las constantes. El lenguaje interno debe ser compasivo, compresivo, amable y amoroso.

3. No se puede dar, lo que no se tiene. Es imposible pensar que en que podemos ser líderes exitosas, sino construimos ese líder interno. No podemos amar, sino no nos amamos a nosotras mismas. No podemos apoyar a crecer a nuestras familias y equipos, sino crecemos nosotras mismas. No podemos reflejar felicidad, paz o tranquilidad, sino la tenemos. 

4. La falacia de que no lo tenemos, que no están en nosotras. En seguimiento a lo anterior, pues encontré que todo eso lo tenía, pero está cubierto de miles ideas preconcebidas, de miles de frases familiares, enseñanzas, coaching, libros, enseñanzas escolares, ejemplos de vida que te llevan a pensar que simplemente lo que sea que quieras ser no está en ti, no está en tu naturaleza. ¡Qué mentira! Todo lo tenemos dentro. Somos creativas, amorosas, felices, líderes, capaces, gestoras, artistas, escritoras o lo que queramos ser. Ahí está, simplemente no lo hemos explorado o desarrollado, muchas veces, porque está enterrado en un montón de creencias sobre lo incapaces que somos por no ser de la manera esperada. 

5. La falacia de nunca ser suficiente. Impresionante esto. Como mujer, no importa que mujeron seas, que hayas ganado dos premios Nobel, que seas una gran madre y esposa, que seas una gran revolucionaria, una gran artista reconocida, una gran empresaria; muchas veces todo al mismo tiempo. NUNCA parece que somos suficiente ante nuestros ojos y de los demás, para la historia. Así que las mujeres comunes como yo, pues hay que olvidarlo... La condena a la no suficiencia. Pero eso, no es más que una gran mentira, toda mujer con la que me encuentro es un mujeron que no le pide nada a nadie, desde la más sencilla mujer que puedo pensar o la más exitosa. Todas antes de las 9 de la mañana ya han hecho grandes y pequeñas hazañas: desayunos familiares, vestirse y estar arreglada, pensar en sus miles de juntas, pensar en todo lo que sus jefes le dirán con sus presiones y sus equipos también, planeado el menú, el super, las lecturas de los niños, habrá pensado en aquella amiga o amigo que necesita apoyo o en alguna persona que requiere de su ayuda o que se podría beneficiar de ella. NO HAY MUJER QUE NO HAYA CONOCIDO QUE NO SEA IMPRESIONANTE, aun las que me caen mal o con las que no concuerdo. Y yo soy impresionante. Realmente poder decir eso ahora, nunca lo hubiera pensado.

6. Millones de micromachismos históricos que nos retienen, porque están en nuestra cabeza. Ese ha sido un gran descubrimiento para mí. Cuántos de mis los obstáculos han sido autoimpuestos por una educación asfixiante, educación formal, educación familiar, educación social. La aldea es micromachista y nos autolimita. No podemos vivir y no podemos crecer sin esa aldea; somos una manada. Sin embargo, hay que desaprender lo que nos encierra y autolimita y nos hace infelices.

7. Todo está en mí; tengo todo el poder. No hay nada afuera; todo está adentro. El cambio lo hago yo y yo decidí ser amorosa conmigo, enamorarme de mi misma y dejarme fluir y con eso, tal cual magia, la creatividad salió. La creatividad es un poder, uno enorme, porque he aprendido a innovarme, a recrearme, a encontrar soluciones para mí.

Este camino continua y lo hará siempre mientras esté viva, porque mientras uno esté viva, debe caminar por el camino que uno ha decidido de manera inconsciente o consiente, creado por nosotros mismas o el que nos hemos dejado imponer por otros, aún cuando por un periodo o por siempre no caminemos. Yo agradezco a la vida y a mí misma haberme dado la oportunidad de compartirlo con mi amigas, con esa sororidad y también con mis entrañables amigos de toda la vida.

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