Mi soledad y Yo, hemos crecido juntas cada día.
Hemos sufrido, y aún seguimos sufriendo,
de las desdichas de amores pasajeros,
que nunca desean quedarse a mi lado.
Mi soledad es parte de mí aprendizaje,
y quién me enseña a ser fuerte,
frente a todos.
Ella es el alimento de mi alma para que no muera.
Mi compañera ante la hipocresía
de los hombres;
Mi maestra y mi destino.
Ella comparte mi cama,
se mira en mi espejo,
y me dice lo hermosa mujer que soy.
Seca mis lágrimas y calma mi dolor.
La fuerza que desprende contagia mi espíritu,
para que no enferme.
Cuida de mí y me enseña la realidad en la que vivo.
Mi soledad y yo, siempre juntas, ¡hasta mi muerte…!
María Victoria Campos Pérez
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