Hoy he tenido la oportunidad de darme cuenta si en realidad los valores que he aprendido a lo largo de esta vida están fincados sobre buenos cimientos o solo están apilados como vivienda del Infonavit.
Me siento orgullosa de haber tomado la decisión correcta y es por eso que quiero compartirles mi experiencia, no para vanagloriarme, sino a modo de reflexión y de que mi experiencia pueda servir para hacer conciencia de que este mundo puede ser mejor si nos hacemos responsables de nuestras acciones. Se que lo que hice tal vez a muchos no les parezca la gran cosa, ni siquera algo digno de contarse, pero para mi significo una palmadita en mi dignidad y orgullo.
Les contare, muchas de ustedes ya saben que estoy cursando una segunda carrera en línea, así que con mis tiempos medidos, días de flojera que yo apode “depre” comencé el segundo semestre, tuve que hacer tareas y mas tareas, lecturas y mas lecturas, me avente todo un curso de administración que para ser sinceras no fue mucho pues las bases ya las tengo, pero llevo una materia llamada desarrollo humano, al principio pensé a quién diablos se le ocurrió meter esta materia en la universidad a un nivel licenciatura, pero para mi sorpresa a medida que fui leyendo, comprendiendo y asimilando todo lo que contenía dicha materia me fue gustando, el curso habla sobre libertad en general, sobre moral, sobre ética, sobre valores, sobre crecimiento espiritual, sobre ser asertivo, etc etc. Me encantó, entonces cambie radicalmente de opinión sobre la materia, es mas ahora pienso que deberían darla desde la secundaria, nos haría tanto bien, es mas aprendí a hacer un proyecto de vida y llevarlo por escrito, cuanto bien nos harían a todos, si alguien en algún momento de nuestras vidas, nos enseñara a realizarlo, muchos de nosotros no andaríamos deambulando a estas alturas, pensando que queremos hacer de nuestras vidas o en ciertas áreas de ella, pero bueno este es otro tema.
En lo que estaba, como vi que la materia me fascino le eche muchas ganas a todas las tareas, trabajos, participaciones, etc etc. Etc. Todo perfecto, hasta que llego el examen final, me sentí algo nerviosa, jamás me han gustado los exámenes, me pongo exacerbada y mi mente se pone en blanco total, las ideas no llegan, todo lo aprendido desaparece por arte de magia, así que tratando de concentrarme y tranquilizarme me di valor y lo presente, en esos momentos el celular empezó a sonar como loco, trate de ignorarlo, una, dos tres … siete llamadas, ya estaba estresada, no sé por qué diablos no lo apague o mínimo lo tire por la ventana, el tiempo se me venía encima, solo tenía treinta minutos para resolverlo, por más que leía las preguntas, parecía que estaban escritas en chino y las respuestas que fueron de opción múltiple todas parecían iguales, conteste como según yo era correcto, pufff , terminado y revisado, ahora a enviarlo, en automático te dan tu calificación y ohhhh sorpresa un espantoso SEIS, si efectivamente, pase el examen de panzazo, llevaba puros dieces, me jale el pelo, patee el celular, grite, hice berrinche y después de este ataque de furia me tranquilice y acepte que esa era mi calificación y no había de otra, mas tarde y no teniendo un hombro para llorar snif snif snif, le escribí a mi profesora contándole que me había ido mal y claro mi pretexto “las llamadas telefónicas” agradeciéndole su asesoría y ayuda a lo largo del semestre. Hoy al entrar a checar mi promedio (NOVENTA Y SEIS) J me percate que la profesora me había dado otras oportunidad para presentar el examen, estuve tentada a volver a presentarlo no lo niego, pero mi “pepe grillo” me lo impidió. Fue una lucha de un par de minutos, pero llegue a la conclusión de que ese fabuloso SEIS es mío, que si volvía a presentar ese examen seria como hacer trampa, es no hacerme responsable de mis acciones, pues no es el primer examen que presento y se que debo tener el celular en silencio, es una consecuencia de mis actos y debo asumirla.
Le di las gracias a la profesora por la segunda oportunidad pero no la tome, me siento mucho mejor que ayer, ahora puedo presumir de ese SEIS, porque ese es el resultado de mi examen, es mi calificación, porque aprendí a que debo darle a cada cosa su tiempo y su espacio, a tomar decisiones más rápido (pude haber apagado el celular a la primera llamada , a concentrarme en lo que hago, y sobre todo me enseño a responsabilizarme de mis actos.
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