Este texto podría ser interpretado como una idea anti feminista y contra las mujeres pero no, inició este texto diciendo que creo en las mujeres, el feminismo y en las denuncias que ellas hagan.
También debo dejar claro que esto no se trata de los hombres y su vulnerabilidad ocasionada por las denuncias.
El fin de semana pasado surgió en redes el #MeTooEscritoresMexicanos para denunciar a escritores, editores y etc que aprovechan su poder para acosar, hostigar, violentar, violar a mujeres. Junto a este las denuncias crecieron, periodistas, columnistas, académicos y etc.
El lunes amanecimos con el #MeTooAgs que alentó a las chicas a denunciar a sus acosadores, primero en Twitter y tras una serie de denuncias para bajar la cuenta abrieron también la fan page.
Académicos, artistas, periodistas han sido denunciados.
Entiendo el hartazgo, el cansancio de denuncias que se han hecho que quedan archivadas y en un proceso que sabemos jamás llegará.
Antes del #MeTooAgs mujeres estudiantes habían denunciado a profesores pero solo consiguieron que las llamarán mentirosas, exageradas y fueran archivadas. Lo mismo se ha repetido en varias ocasiones a eso sumado el miedo a denunciar y el silencio cómplice.
Claro que estamos hartas, la violencia ha llegado a un punto en el que vivir es un privilegio.
Estamos cansadas porque ante la falta de acciones y estrategias que sirvan de verdad, la denuncia es la única herramienta.
Pero las denuncias del Me Too surgieron como una denuncia a la violencia sexual, hoy se han convertido en una diversidad de denuncias, acoso, hostigamiento, toqueteos, miradas lesivas, todo en el mismo paquete.
Las voces que se han sumado animadas y motivadas por la hermandad creciente bajo la bandera de Me Too son un llamado de atención ante políticas públicas, estrategias y protocolos que no sirven para nada. Nos queda la denuncia y evidenciar socialmente a los agresores.
Pero, esta nueva ola del Me Too debe traspasar la denuncia y prender los focos de atención a las empresa, organizaciones, universidades, instituciones del trabajo que no se ha hecho y del que se supone que se hizo y valorar la débil –muy débil- estructura de atención, justicia y valorar la normalización que han hecho de la misma.
Estamos cansadas de la burocracia de la denuncia, del papeleo, de sacar mil copias, es por eso que este momento que estamos viviendo con el Me Too es tan importante y debe ser tomada como una oportunidad para revalorar como los mecanismos de atención solo sirven para la foto pero no garantizan ni justicia ni protección y mucho menos invitan a la seguridad para fomentar un cultura de la denuncia.
No dudo de lo necesaria que es para las mujeres víctimas poder desahogar su enojo, frustración y demás sentimientos pero también debemos pasar a un mecanismo donde los agresores reconozcan y aprendan a canalizar su masculinidad sin agredir a más mujeres.
Necesitamos pasar de las denuncias en 280 caracteres a las estrategias coordinadas en acciones puntuales que nos ayuden a garantizar la justicia de las víctimas pero también a prevenir más violencia y por qué no a erradicar esta práctica.
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