Se cierra un año e inicia una nueva década.

2020.

Recuerdo que en el 2000, un grupo de jóvenes organizamos un foro para hablar de "México 2020", y el año sonaba distante, lejano y un tanto ajeno. Hace 20 años tenía 33 años y el mundo se veía complejo. Veinte años después, sigue siendo complejo y ahora es muy cercano. Ya estamos en él. Ya somos en él.  En fin.

No era esto lo que quería decir, pero fue lo que salió de mis dedos y a través del teclado de mi computadora llegó aquí.

Tengo muchos planes para el año que inicia en unas horas y debo decir que en gran medida, los planes tienen que ver con lo vivido y aprendido en el 2019. Este ha sido un año intenso, de enormes lecciones e infinitos aprendizajes. No  todo lo vivido me ha gustado, pero si puedo decir sin duda alguna, que TODO lo que he aprendido me ha gustado muchísimo, me ha hecho crecer y me ha fortalecido.

Las emociones que le han caracterizado han sido de todo tipo: tristeza, alegría, angustia, enojo, rabia, frustración, desesperanza, optimismo, emoción y esperanza. Supongo que son las emociones que nos acompañan en la vida, pero este año tuvieron el gusto de concentrarse todas, con la mayor intensidad, al mismo tiempo y con pocos días -inclusive horas- de distancia. Si tuviera que retomar una palabra para definir al 2019 diría que es la palabra resiliencia.  Ha sido el año en el que he dejado de comprenderla con la cabeza para vivirla con el corazón y experimentarla con mi ser.

La resiliencia como chaleco salvavidas.
La resilencia como posibilidad.
La resiliencia como alternativa, como solución, como herramienta.
Gracias a la vida por la resiliencia.

Sé que la vida jamás te presenta desafíos que no puedas resolver. Si no los puedes resolver, muchas veces ni siquiera los ves o de plano pasas de largo. Cuando los ves, algo tienes que aprender, siempre. Los desafíos de este año me han hecho voltear la mirada a muchas posibilidades y opciones; me han hecho navegar profundamente en mi interior y sacar cosas inservibles, feas e inútiles del cajón de los recuerdos, pero también me han hecho pulir las cosas que brillan -que ni siquiera sabía que estaban- sacar fuerza de donde ni siquiera imaginaba que existía y rescatar a ese yo que sabe encontrar soluciones de manera creativa. ¡Vaya que ha valido la pena!

Quién diría que en el mismo año se pueden vivir cosas terribles y maravillosas. Pero así es la vida. 

Por todo esto, agradezco lo vivido en este año que se va. Me despido de él con inmenso cariño y agradecimiento. Sé que estos aprendizajes me acompañarán en el 2020 y me permitirán observar la realidad, la vida y cada día desde una perspectiva distinta, con una mirada renovada y con inmensas ganas y agradecimiento.

¿Tú, de qué te despides este año y a qué le das la bienvenida en el 2020?

Por lo pronto, un abrazo y buenos deseos para iniciarlo.

Publicado originalmente enConversaciones de Café el 31 de diciembre del 2019.

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