Hace 15 años estuve por segunda vez en Whistler Canadá. Mis hijos tenían 2 años y 8 meses, así que no los llevamos.   Cuando en la cima de una de las montañas para bajar, resulta que me caí. Mi esquí no se soltó de la bota y me rompí los ligamentos cruzados de la rodilla. Desde entonces siempre. ha sido un gran reto volver a esquiar. Hoy quiero compartirte las lecciones que aprendí este año en Whistler.

 

En esos 15 años he tenido la oportunidad de regresar algunas ocasiones siempre con el estrés de que si agarro velocidad, creo que me voy a volver a caer.  Me di cuenta que no puedo hacerlo sola y he tenido que recurrir a clases con un experto para que me ayude con la técnica y corrija lo que pueda estar haciendo mal.  Quizá si están leyendo hasta aquí digan: "qué tiene que ver esto con liderazgo?"Ahí les va las lecciones que aprendí este año, para reforzarlo y llevarlo a la vida profesional.

Cuando piensas que ya sabes algo, un error es no buscar apoyo para que alguien de afuera te de línea de lo que puedes hacer mejor.  Con el tiempo no te das cuenta que hay tareas que haces automáticas. Que es muy probable que el resultado sea mejor si alguien más te da una guía y te hace ver cómo puedes mejorar.  Por eso un mentor, un coach, una sesión con tu jefe de manera constante, te permitiría analizar estás áreas de mejora.

 

En la esquiada, contratar a un instructor, sobre todo si no esquias constantemente, te permite corregir y mejorar. Aunque creas que no, siempre hay algo que aprender que ellos ven desde fuera y que tú no puedas notar.  Tu jefe, coach o mentor, también puede ver detalles que son puntos ciegos para ti.

 

La mente juega un papel muy poderoso en la esquiada.   Si no piensas positivo y te sientes cómodo, seguramente algo malo pasará.  Es cuando te caes, te lastimas y la pasas mal. Así es, tienes que pensar constantemente “Sí puedo”.  Es primordial estar completamente consciente de tus acciones y cómo poner atención a los detalles te permite disfrutar la tarea y avanzar de nivel.  En lo profesional pasa igual. Habrá retos que enfrentar que se vean inalcanzables, pero tu mente es la que te enfoca y te permite encontrar resultados si piensas en el cómo llegar al sí, en lugar de en lo difícil que se ve.  Costará trabajo, sí, pero de que se puede lograr, se puede.

 

Evitar errores en la esquiada es indispensable para no salir lastimado. Hay accidentes inevitables, pero también hay cosas que se pueden evitar.  Si tu cuerpo ya no aguanta, hazle caso y no pelees cuando te fallen las piernas porque si estás cansado es cuando puede haber accidentes.  Toma un poco de tiempo y descansa para tomar mas energía. No estires la liga y hagas las cosas solo por hacerlas, o porque crees que tienes que llegar rápido.

 

En lo profesional pasa igual. Si entregas proyectos solo por cumplir, sin pensar, sin analizar, se nota. Y estos son los accidentes que se pueden evitar. Si te cancelan una cuenta porque no está bien estructurada y pensada, y se ve al aventón, es doble esfuerzo. Todo el tiempo que mal trabajaste más recuperar al cliente que perdiste por no tomarte tiempo para hacerlo bien.  En ocasiones, no es qué tan rápido llegas a la meta, sino qué tan bien construiste el camino para mantenerte ahí.  Llegar rápido no siempre es lo más importante.

 

Si no has visitado Whistler, te invito a que lo hagas, es un lugar mágico. Sobre todo si te toca ver la nieve caer, parece de cuento. Tienes que venir preparado con varias capas de ropa y zapato para el frío.  Las vistas son espectaculares, se come delicioso, la gente suele ser muy amable y hay un orden para todo.  La gente cede el paso en las filas para subirte a los lifts, si te caes hay gente que se para ayudarte, aunque no te conozca,  el ambiente es muy cordial. Tendré que regresar en verano, que dicen que hay miles de actividades que también hay que disfrutar, como hiking, bici de montaña, paseo en los lagos.

 

¿Y Tú? Cuéntame cómo pasaste tu fin del 2018 y le diste entrada al 2019

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