Todos los días replicamos patrones culturales que nos debilitan como sociedad. No siempre somos concientes de que nuestras palabras y nuestros actos influyen en la educación de otras personas; e incluso, que muchos de nuestros comportamientos son los que en gran medida desatan los problemas sociales que nos aquejan, como el de la violencia.
Los problemas sociales se generan en gran parte por las desigualdades y las diferencias en la formación ideológica. Ante esto, las instituciones formales llevan una responsabilidad en la prevención desde la educación inicial, que contemple las dinámicas sobre cómo relacionarnos socialmente, sobre cuáles son nuestros derechos y nuestras obligaciones a cumplir.
En teoría, cualquier realidad puede transformarse cuando se conoce. De acuerdo con Aristóteles, el ¡Todo! no es más que la suma de todas las partes. Por ello, en políticas públicas siempre debe iniciarse cualquier planeación con la lectura de la realidad, es decir, con la aplicación de diagnósticos que indiquen lo que sucede y por qué sucede. No todo dolor se cura con aspirina. Cada vacuna previene o ataca distintos virus o bacteria. Asi mismo, cada problema social se combate con distintas estrategias.
La Violencia feminicida
La violencia feminicida de acuerdo a la L ey de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Estado de Sonora, “Es la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado o Municipios y culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres, con perturbación social en un territorio determinado o la existencia de un agravio que impida el ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres.”
Las estadísticas en materia de violencia contra las mujeres son alarmantes. En nuestro país se mata a 7 mujeres diariamente por cuestiones de género. Y no es que la violencia sea privativa de las mujeres. Tanto a mujeres, como a hombres se les mata por diversas causas, a causa de la delincuencia, por actos de imprudencia, por causa de terrorismo, entre otras muchas manifestaciones de violencia. Sin embargo, y fuera de toda proporcion, a las mujeres, ademas se les mata por el simple hecho de ser mujeres.
Si eso cuesta tanto entender, se debe a que culturalmente se nos ha educado de manera desigual, y aun de tantos avances que se han logrado por las luchas feministas, se siguen invisibilizando dichas desigualdades. Por ello no es materia menor el buscar acciones afirmativas que vayan disminuyendo brechas y poniendo en enfoque de todas y todos, la discriminación cotidiana de la que son sujetas las mujeres.
El lenguaje incluyente, permite reconocer la relación específica que existe entre el lenguaje y el pensamiento. Pues como dijo George Steiner “Lo que no se nombra, no existe”, y las mujeres existimos.
En ese mismo sentido, visibilizar a las mujeres en la historia, permite reconocer el papel formador y forjador de las mujeres en nuestra sociedad, atribuir al género femenino los logros y aportaciones que han dado a la humanidad y que poco se han contado; pero tambien aporta al reconocimiento del porqué de esas grietas sociales que nos ha mantenido durante siglos al margen de la vida publica.
La armonización de las leyes como parte fundamental de la lucha por la igualdad, se fundamenta en la desproporción de derechos que desde nuestro marco normativo pone en desventaja a las mujeres. En este sentido, tambien se busca complementar los vacíos jurídicos que consienten la ineficiencia de las instituciones, y acrecientan las brechas entre mujeres y hombres en la práctica.
Es trascendental reconocer que cada acción es necesaria para poder incidir en la estructura cultural, la cual define comportamientos que permiten o no desarticular cualquier problema social. Por ello, el diseño de las políticas públicas debe sustentarse en un racionamiento cientifico, en la busqueda focal basada en el estudio del comportamiento de cada espacio (estado, municipios, localidades).
La Ley establece como base para una vida libre de violencia, la transversalizacionde de las acciones de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la violencia, que contemple la aplicación de diagnósticos, la realización de investigaciones sobre las causas de las violencias; y todo tipo de acciones preventivas y de fortalecimiento institucional para la atención y la sanción.
En este sentido, se busca desde la prevención eliminar estereotipos que limiten la vida y libertad de desición de cada mujer, visbilizar la coresponsabilidad de los hombres en todas las actividades de los hogares y la vida publica, la corespobnsabilidad en la educación y crianza de las y los hijos, eliminar la formación estereotipada de niñas y niños que vayan limitando areas de profesionalización clasificando lo que es “propio para hombres” y lo que es “propio para mujeres” por creencias de género.
En la atención se busca dar apoyo a quienes ya están padeciendo la violencia de manera directa o indirecta, a las mujeres y en su caso hijas e hijos; y así lograr su reincorporación a una vida libre de violencia, su protección, y su sano desarrollo integral.
La sanción de la violencia es fundamental en este proceso, toda mujer tiene derecho a la justicia pronta, expedita e imparcial que garantice su seguridad e integridad, y que deseche en todo momento el proceso de mediación entre la víctima y el agresor, y así mismo, anule completamente la violencia institucional que re victimiza a las mujeres.
Para la erradicación de la violencia, los tres órdenes de gobierno deben implementar mecanismos, en el marco de sus atribuciones, que tengan como objetivo erradicar la violencia contra las mujeres.
Sin embargo, en la práctica seguimos constatando una desarticulación en las acciones de los distintos órdenes de gobierno, que parta de un análisis de lo que está sucediendo en cada región y que integre a la sociedad como parte de la solución.
Como sociedad debemos hacer nuestra gran parte. Les invito a sumarse, participando día a día en la formación de personas libres de estereotipos, conformando movimientos de auto cuidado, promoviendo espacios seguros y medidas para la protección de las mujeres y las niñas. Exijamos ante todo el cumplimiento de cada una de las intuiciones de atención, prevención, sanción y erradicación de la violencia. Transformemos nuestro entorno de a poco, de a mucho; desde lo urgente y lo elemental. Todo importa, nuestra vida es prioridad.
Dulce María Esquer Vizcarra
Artículo publicado en Revista Mujer y poder. Ed. Octubre 2017 www.mujerypoder.com.mx

Sobre la autora: Mtra. en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas, por El Colegio de Sonora. Ex Coordinadora Estatal del Programa PAIMEF para prevenir y atender la violencia contra las mujeres. Colaboradora y ejecutora de distintos proyectos sociales y de estudios de género. Actualmente asesora en la Comisión para la igualdad de género en el Congreso del Estado.

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