Hace unos días, un muy querido amigo me etiquetó en una publicación de Facebook sobre una nota la cual hablaba de que en la tienda departamental Liverpool se vende una marca de ropa llamada “Maidenform Girl” que según la publicación, se vende desde el 3 de julio en el DF y área metropolitana y bueno, eso no sería motivo de noticia, si no fuese porque esta línea de ropa, maneja entre sus prendas, un corpiño con relleno para niñas desde los 7 años. ¡¿¡¿QUÉ?!?! Pues sí, esta marca considera que una niña de 7 años, debe de lucir unos senos desarrollados como una mujer mayor a su edad. No es la primera marca en hacerlo, según estuve leyendo e investigando, la cadena británica “Primark” fue obligada en el 2010 a dejar de vender este tipo de ropa y en mayo, en este 2014, en España, varias organizaciones pidieron a la cadena Carrefour que dejara de vender bikinis con relleno en la parte superior, a lo cual, la cadena ha hecho caso omiso y los sigue vendiendo.
Soy muy realista de lo poco que puedo hacer ante cadenas comerciales y grandes imperios capitalistas y entonces, de lo poco que la mayoría de las veces que puedo hacer, es establecer un boicot con aquellas marcas o cadenas comerciales que dañen el medio ambiente o que atenten contra los derechos humanos, así que mi primera reacción al tener conocimiento de la venta de esta ropa fue autoimponerme un boicot a Liverpool, que dicho sea de paso, acababa de levantarles el veto anterior por venta y maltrato de mascotas, ya que, mediante un twitt anunció que ha dejado de venderlas…pero bueno, ante esto, regresa el veto. Sé que esto no cambia nada, que esto no podrá verse reflejado, que obviamente yo sola no voy a dañar significativamente sus ventas, pero por lo menos, intento ser congruente. Así que comenzó la opinadera en mi face sobre esta medida que tomé al respecto y hubo diferentes voces, unas a favor y otras en contra…y en uno de los comentarios, alguien decía que finalmente la tienda no tiene la responsabilidad, que solamente cumplen con satisfacer la demanda y que la elección final es de quien compre a sus hijas estas prendas.
Pues si y no…usted ya sabe como soy de utópica, así que yo esperaría que las cadenas y empresas asumieran esta responsabilidad social y decidieran no vender estos productos y por otra parte, ¿en qué tipo de sociedad nos hemos convertido que les exigimos a las niñas cumplir con un estereotipo de belleza a tan corta edad? No sé si usted ha tenido oportunidad de ver esos programas de tv donde se exhiben los “concursos de belleza” para niñas, los llamados beauty pageant, son ¡ESPANTOSOS!, es increíble como padres y madres exponen a sus hijas a esos estándares de belleza, a esas presiones, a esa “responsabilidad” de ganar un concurso…caray, ¿qué clase de corazón debe tener un padre y una madre para decirle a su hija que no ganó un concurso porque no es bonita? Me rompe el alma cada que veo a una de esas chiquititas llorar porque no es bonita, y el colmo fue un día en que una niña de SEIS AÑOS decía que no había ganado el concurso porque estaba gorda y fea. Punto número uno: ¿qué es estar fea? ¿Quién dicta los parámetros de la belleza? ¿Quién y con base en qué define qué o cómo es la belleza? Y punto número dos… ¿quién dijo que estar gorda es ser fea?...carajo, nos hemos dejado anular y encasillar en un modelo de belleza que “alguien” desde su particular perspectiva definió como belleza. Bien decía mi queridísima Simone de Beavouir “La belleza es aún más difícil de explicar que la felicidad” y la belleza depende de la cultura y el momento que cada sociedad esté transitando, así como de la perspectiva personal de cada individuo/a.
En fin, de verdad que en estos concursos me asombra como por cumplir con dicho estereotipo, las niñas son sometidas a torturas como depilación con cera, bronceado por spray, pelucas pesadísimas, zapatos con tacón, dientes postizos, ensayos interminables, presión y estrés etcétera, etcétera, etcétera… Esto sin duda, responde a necesidades que marca un mercado de consumo, son concursos muy populares, con premios en miles de dólares y patrocinios millonarios por todo Estados Unidos, eso no lo discuto, pero… ¿eso avala que se esté exponiendo a las niñas a ser utilizadas y sexualizadas como medio para vendernos a los y las adultas y a ellas mismas un ideal de belleza?
¿Es válido enseñarle a una niña que su apariencia exterior es tan importante que vale la pena todo el dolor, toda la incomodidad, todo el tiempo invertido? ¿Es esta una forma de irnos enseñando desde niñas el rol que debemos asumir al ser adultas? ¿Así es como se logra que desde niñas, las mujeres asuman con naturaleza la condición de reducirnos a meros objetos sexuales? Esto de exponer a las niñas como “mercancía sexual” no sería aún más grave si no viviéramos en un mundo donde los abusos a menores es un hecho casi cotidiano, es por eso que estas decisiones de comprar o no un corpiño con relleno es un hecho extremadamente importante y peligroso, porque no sé si usted esté enterado/a, pero a principios de mayo, la Procuraduría General de la República recibió un informe del National Center for Missing and Exploited Children donde se señala que México ocupa el primer lugar A NIVEL MUNDIAL en cuanto a emisión de material pornográfico infantil y es importantísimo señalar que la mayoría de las víctimas, exacto, son niñas.
Esta hipersexualización, aparte de los peligros externos como las y los predadores sexuales, también tienen una gran repercusión en la vida, la salud y la autoestima de las niñas, un ejemplo claro es el aumento en casos de bulimia y anorexia en las niñas, donde tenemos que de unos años para acá, ha disminuido la edad en la que se presentan estas enfermedades, es decir, antes, era una enfermedad que se presentaba mayoritariamente en adolescentes y mujeres de los 16 a los 35 años, hoy, se tienen registros de niñas de 7 años con trastornos graves en la alimentación, lo cual, obviamente, influirá fuertemente en su desarrollo y salud.
El cumplimiento de estos estereotipos de belleza, también se refleja en la autoestima de las niñas ya que desde muy temprana edad, comienzan a compararse con otras niñas, a competir y a infravalorarse social y personalmente si ellas consideran (o alguien más viene y les dice) que no tienen “eso” que les hace bellas, así que, muy probablemente esa niña invertirá su tiempo y su energía en lograr ese ideal de belleza en vez de invertirlo en el desarrollo de otras facetas de su personalidad o intelecto, quedando atrás en preparación ya sea académica, política o personal.
Esto es un tema que tiene muchos lados por donde analizarse, pero me gustaría compartirle una maravillosa frase de Susan Sontag, que es una GRAN escritora estadounidense y quien una vez dijo: “No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo." Finalmente, como siempre digo, la decisión es solamente suya, pero le invito a reflexionar sobre este tema y ojalá dejemos de forzar a las niñas a convertirse en un molde falso y estereotipado y nos esforcemos más por alimentar el alma de una niña empoderada, la cual, se lo prometo, se convertirá en una mujer autónoma, segura y feliz.
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