Tiene que ser la curiosidad el motor de la vida. Es decir, aquello que nos lleve a indagar lo extraordinario. Pienso, por ejemplo, en la generación que conforman mis grupos en el salón de clase, porque ustedes deben saber que desde hace más de quince años, combino mi vida literaria con la docencia. Es una generación, sin caer en los extremos, apática, renuente a los retos. La curiosidad para ellos, son los videojuegos, las estrategias que realizan para ganar más vidas y derrotar al otro en menos tiempo. Está bien, es ¡excelente!, pero hay cosas más allá de la consola y los controles.
¿Qué hay más allá de aquellos árboles que colman de oscuridad el horizonte? O esa otra luz ¿qué es? Esta generación, preocupada más bien por la apariencia, o por abandonar la casa donde habitan quienes no los comprenden, en nada se parece a los niños que fuimos hace décadas; los niños que ahora tenemos arriba de cuarenta años ¿Qué cambió? La lista se vuelve interminable, pero hay un factor que considero importante: la presencia de la familia. Para estas alturas veo muchos niños solos, entonces, junto con ellos ¿quién descubre el mundo? ¿El celular, la tablet, la computadora? Son herramientas, sólo eso, pero lo fundamental es el acompañamiento. Las escuelas, dirán, también son parte fundamental. Estoy totalmente de acuerdo, pero no demos la rienda de la responsabilidad al otro. Los niños necesitan de familias antes que de maestros, orientadores, psicólogos, etc.
Pero volvamos a la curiosidad, ese gran deseo pasado de moda. Ahora que reflexiono sobre ésta, si la llevamos a la literatura, es la manera más fácil de entremeterse en cualquier vida. ¿Me explico? Vivir en el centro de la escena, ahí, donde se originan los caldos más sabrosos. La poesía, en este caso, nos muestra el alma del poeta; la palpamos, la tomamos en nuestras manos. Tal vez, confieso, esta curiosidad fue la que me llevó a los libros. Primero, el deseo de conocer esas otras vidas, esos otros lugares; vivir el amor, odiarlo o añorarlo; reír, llorar, descubrir mi otro yo, “mi parecida, mi semejante”. Se escriben libros y se descubren. Libros que también surgen de la curiosidad.
“Te va a gustar”, dijo mi marido cuando se refirió al Libro de los sucesos de Isaac Asimov (reedición, 2000). Efectivamente. Sin embargo, no todos los sucesos son agradables o insólitos. Hay sucesos o circunstancias que golpean de frente la vida. El libro, nos muestra, como si se tratara de fotografías, un álbum con los temas más variados, “todos los aspectos del universo, humanos y no humanos, animados e inanimados, de la tierra y de más allá de ella”.
¿Qué originó la obra? La curiosidad, les diré a mis alumnos, esa energía necesaria en nuestro tiempo. Con la curiosidad ¿cuántas cosas podremos cambiar? ¿seríamos mejores personas? Hablo de una curiosidad positiva. Basta leer la biografía del autor, leer algunos de sus libros para entender mi respuesta. A manera de invitación, de motivarlos en la búsqueda de esta obra, les comparto algunos fragmentos.Pero antes, reflexionemos en lo que nos dice el poeta mexicano, Alí Chumacero: "El hombre debe vivir, asomarse, buscar, pensar que siempre hay algo más".
Capítulo 42: Literatos y literatura
*La obra maestra de Gustavo Flaubert, Madame Bovary, una historia de amor brutal y realista, con un tema de adulterio, fue condenada como pornografía cuando se publicó en folletín en un periódico en 1856, y Flaubert fue acusado de ofender la moral pública y la religión. La corte censuró el libro, mas absolvió al autor. Aunque la novela estaba vendiéndose por millares, Flaubert dijo que deseaba tener bastante dinero para comprar cada ejemplar, «arrojarlos todos al fuego y jamás oír nuevamente del libro».
*Emily Dickinson, cuya poesía emociona ahora a millones de personas, dio vuelo a su imaginación en lo concerniente a la tierra, el firmamento y el mismo cielo, mas sólo abandonó su Estado natal, Massachusetts, exactamente en una ocasión, y eso para visitar a su padre en Washington, donde era diputado. Se convirtió en una auténtica reclusa, que no permanecía en la misma habitación con sus visitantes, sino que hablaba con ellos desde una habitación vecina.
*Murasaki Shikibu (h. 978-1026) es conocida como la autora de la novela más antigua del mundo, El Cuento de Genji. Lo menos conocido es que muchas grandes escritoras florecieron en Japón en ese tiempo, según anotó Murasaki Shikibu en sus diarios. Lo que pasa es que Genji es la única obra de mérito que sobrevivió. (Después del siglo XI, el budismo redujo drásticamente la posición de las mujeres).
*La búsqueda de perfección por parte de Virgilio casi costó a la posteridad un clásico latino de 12 libros, la Eneida, una epopeya nacional y una obra literaria maestra. Virgilio, aceptado generalmente como uno de los más grandes poetas romanos, dejó instrucciones que, cuando muriese, el manuscrito debía ser quemado, porque no había tenido tiempo para pulirlo. El emperador romano Augusto, a cuya petición puede haber iniciado Virgilio su trabajo en la Eneida, intervino y contrarrestó la petición de Virgilio. Hizo que otros aplicaran el poco pulimento que fuese requerido y ordenó que la obra fuera publicada.
*René Descartes estaba escribiendo un libro sobre el universo en el cual aceptaba las opiniones de Copérnico. Mas cuando oyó que Galileo había sido condenado por creer, junto con Copérnico, que el Sol era el centro del universo y que los planetas giraban alrededor del Sol, el filósofo francés, educado por los jesuitas, decidió interrumpir la obra.
*Solamente 7 poemas de Emily Dickinson, una de las poetisas americanas más grandes, fueron publicados durante su vida. Después de su muerte, en 1886, fueron descubiertos más de 1.000 poemas en su mesilla de noche. Estos fueron publicados posteriormente, pero a menudo después de cambios de palabras y puntuación por editores demasiado celosos. No apareció una edición definitiva de sus obras hasta el decenio de 1950.
*La revista The New Yorker recibe más de 250.000 piezas de material no solicitado cada año: cuentos, ideas para caricaturas, chistes. Cada una es leída cuando menos por dos personas. Aunque sólo son publicadas de 110 a 120 historias anualmente (de los 15.000 manuscritos recibidos), The New Yorker publica más ficción que ninguna otra revista en los Estados Unidos.
*Rainer Maria Rilke (1875-1926), el poeta lírico más grande de la Alemania moderna, fue tratado por su madre como una niña durante los primeros seis años de su vida; era llamado «Sofía», y se le vestía con ropa de niña. En la fantasía de su madre estaba reemplazando a una niña que había muerto antes que naciera Rainer. (Como para resarcirlo por estos años de feminización, su padre lo inscribió en una academia militar a la tierna edad de once años). El futuro general de los Estados Unidos Douglas MacArthur fue vestido con faldas por su madre hasta que tenía ocho años; y aunque era totalmente «macho» permaneció dependiente de ella durante gran parte de su vida.
*Walt Whitman fue despedido de su empleo en la oficina india del departamento del interior cuando el Secretario del Interior, James Harlan, leyó un fragmento de Leaves of grass, de Whitman, y la consideró «poesía perniciosa».
*Máximo Gorki, catalogado por la enciclopedia soviética como «el padre de la literatura soviética… el fundador de la literatura del realismo social», escribió una de sus novelas más influyentes, La Madre, de propaganda, mientras estaba en un lugar de vacaciones en las «capitalistas Adirondacks», a 19 kilómetros de Elizabethtown, en el estado de Nueva York.
*Lord Byron (1788-1824), el moreno y hermoso poeta romántico inglés, nació con un pie deforme, respecto al cual se ha escrito mucho. Pero ¿era su pie derecho o el izquierdo? Los eruditos de hoy no están seguros; la información relativa al defecto físico es nebulosa.
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