Cuando comencé a vender online y de forma directa descubrí el seductor uso de la publicidad. Sin duda he tenido episodios de comprensión total a los pequeños negocios que están alrededor de mi casa y a los que veo usando los medios a su alcance: folletos, impresos, anuncios en periódicos, en el transporte o en internet, etc.
Hace unos meses estuve a punto de utilizar una parte importante de mis ingresos en comprar visitas, posicionamiento en buscadores y mercados virtuales. El precio parecía accesible y en relación a los productos, era el precio total de 1 meitai y 1 rebozo. Pero esos publicistas que necesitaban mi pago para la operación, jamás aceptarían como trueque o intercambio un portabebé.
Pero como quienes me conocen… siempre estoy buscando el rastro y la dirección de los objetos, acciones y procesos. Por eso, sentí que pagar publicidad no beneficiaba a mis compradores ni a mi. Y es que la publicidad es un conjunto de recursos dirigidos a generar más ventas.. y ya.
Y generar ventas.. es todo un capitulo de la historia humana donde los interesados se han valido de todo para conseguir el capital. No desprecio a quienes se dedican a eso, es que no lo entiendo, tampoco lo acepto.
En estas me encontraba cuando vi dos cosas: la primera es que debo comenzar a recolectar fondos para llevar rebozos a las mamás y bebés de la casa hogar. Y segundo, que un generoso descuento del 22% a los productos permite que más familias tenga acceso a la compra de los productos. A cambio, les pediría fotografías y testimonios de su vida diaria con el portabebé, ¿aceptarían?
Sí, funciona.
El descuento servirá para acelerar ventas y recolección de fondos para la causa de la casa hogar con mayor velocidad. Y los testimonios para crear una comunidad de familias interesadas en el arte ancestral de cargar a los hijos en rebozo.
Después de publicar esta propuesta, he pensado en las personas que después me preguntan ¿por qué no "modernizar" con subempleo y difusión a mi micropequeñísimo proyecto comercial?.
La respuesta es la misma que usé para solucionar mi debate moral sobre usar o no publicidad, muchos medios para vender no son totalmente éticos. Por eso hay maquilas con sueldos miserables en tantas partes del mundo que cosen tenis, playeras y mochilas de moda. O en México, también están las empresas que contaminan ríos, importan sus materias primas por que son baratas, no otorgan seguridad social a sus empleados, no se permiten cooperar con los emprendedores y los que evitan dar información por que ocultan demasiado.
Para evitar todo esto, tuve que buscar el origen de las telas con que hago los rebozos y los meitais. La historia de Don Alfredo y su familia es parte de otro post que vendrá otro día. Así vendrán los rostros y manos de quienes necesitan un pago justo por el apoyo en la confección de los meitais y fulares.
Creo que es humano pensar en un intercambio justo por los productos, el dinero a veces no compra lo necesario.
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