“No es justo, automáticamente y sin hacer nada ocupan el 50% de los puestos a elección popular. Qué hicieron para merecerlos. Qué les cueste, solo por qué son mujeres. No que muy machitas, que se pongan a trabajar”.

Hace algunos meses cuando el registro de candidatos y las elecciones internas estaban al rojo vivo, los hombres de diferentes estratos de la vida pública, privada y empresarial del país manifestaban su descontento por un hecho que ya era real, la paridad en los puestos de elección popular sería una realidad según el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

“Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de estos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, así como las reglas para garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas a legisladores federales y locales.”

En 1953 quedó plasmada el resultado de años de lucha en el Diario Oficial en las modificaciones al Artículo 34 Constitucional: "son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir".

62 años después por primera vez la Cámara de Diputados en su 63 legislatura cuenta con 42.6% de mujeres de las cuales 117 son de mayoría relativa y 96 por representación plurinominal, una legislatura antes solo alcanzaron curul 91.

No, la paridad política no es un premio, es el resultado al reconocimiento de los derechos políticos, derechos que por ser ciudadanas tenemos de antemano pero que no siempre fueron reconocidos.

"Esta paridad electoral llevará a que las mujeres tengan mayor poder de decisión en los partidos políticos, a que se tomen decisiones más compartidas en cuestiones vinculadas con toda la población. La paridad de candidaturas ayudará a eliminar la exclusión estructural de las mujeres en la sociedad", señala Ana Güezmes, Representante en México de ONU Mujeres.

La participación de la mujer en la vida política siempre ha estado presente, antes de establecer que era lo público y lo privado la mujer participaba en la comunidad, criaba, organizaba, educaba, la política no es y nunca fue un tema ajeno, y en la actualidad lo vemos presente en las estructuras básicas de los partidos políticos donde las que “mueven el voto” son las vecinas, señoras que sienten al afinidad hacia el partido/persona y trabajan hasta el día del voto por conseguir la mayor cantidad para el triunfo.

La paridad política permite que las mujeres tengan una representación efectiva, que les permita llevar a la mesa temas de mujeres y aportar la visión de la mujer en la política nacional, pero lo más importante, le da voz a la mitad de la población.

Las críticas son muchas, “dar la paridad no es igualitario”, pero muchos ignoran la verdad histórica que han enfrentado las mujeres para acceder a este derecho, desde la lucha por el acceso a la educación, a votar y ser votadas y ahora contar con las mismas oportunidades que los hombres al competir por un puesto.

La lucha aquí no acaba, debemos promover una mayor participación política, preparar y capacitar a las mujeres, no hay retos pequeños cuando en materia de igualdad se habla.

Juntas por la paridad

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