Pues resulta que este asunto del amor se ha convertido en una cuestión casi policiaca. ¡Cómo ha cambiado el mundo!
Acabamos de dejar en el calendario el 14 de febrero, Día del amor y la amistad. Me pregunto si debiésemos cambiarle el nombre y referirnos a la fecha como el día en que alguna vez soñamos con el amor y ahora le llamamos el día de la desconfianza.
Aparecieron en Internet encuestas reveladoras sobre los usos de la tecnología para fines amorosos. Dicho en otras palabras, para qué, cómo, quiénes y de qué manera usan las mujeres y los hombres Internet y las redes sociales para ligar, enamorarse, buscarse amantes, novi@s, aventuras o relaciones extramaritales o con fines matrimoniales. Nos enteramos de que lo usan más los hombres (1 de cada 4) que las mujeres, que la aplicación favorita para ligar es Tinder, y que los ciudadanos de redes sociales menores de 20 años son los que más aprovechan esta posibilidad.
Lo que más me sorprendió, debo decirlo, y me hizo suspirar –pero de tristeza y nostalgia- fue información sobre la manera más segura de salir en una cita y conocer a alguien. En efecto, se encuentran a disposición de hombres y mujeres sitios para ligar y conocer personas. Se sabe mucho sobre los riesgos latentes de este tipo de encuentros. Nadie tiene la certeza de que las personas son lo que dicen, ni de que se ven como aparentan. En este mercado “del amor” todas las personas están a la venta y, evidentemente, todos y todas quieren aparentar ser la mejor versión de sí mismos. Dudo que alguien diga que tiene un genio endemoniado, que cuando no le salen las cosas como quiere le da por golpear a las personas y que tiene un record criminal.
Pues resulta que estos asuntos de las citas a ciegas y las citas online ya salieron del ámbito personal y familiar y se han convertido en temas de preocupación y operación ni más ni menos que del FBI. Los amantes de la ilegalidad han encontrado un interesante nicho de mercado en los sitios para ligue, y de acuerdo con el Buró, uno de los blancos principales–al menos en Estados Unidos- son las mujeres de más de 40 años, viudas, divorciadas o con capacidades diferentes, aunque el riesgo existe para todas las edades. El modus operandi ya está tipificado: de los primeros contactos y coqueteos, se pasa a una relación más intensa por la red. Como los galanes en cuestión (y supongo que también debe haber galanas) viven por motivos de trabajo fuera del país, empiezan a pedir dinero, que les cambien cheques, que por favor entreguen paquetes y una larga lista de solicitudes que poco tienen que ver con el amor.
¿Qué se puede hacer en estos casos? El FBI sugiere buscar agencias estadounidenses con reconocida fama nacional, aunque me pregunto si la gente dirá abiertamente que participa en estos sitios y pedirá asesoría sobre los más serios y seguros.
Aunado a esto, hay una serie de sitios de Internet que también pueden ayudar a las personas a investigar a sus posibles candidatos o enamorados. Hay personas que se han convertido en expertas conferencistas sobre el tema y dan asesoría al respecto, como María Coder, quién inclusive ha escrito un libro sobre el tema: Investidate. How to investigate your date. (La traducción sería algo así como Investicita. Cómo investigar a tu cita). Recomienda “escanear” a tu prospecto para verificar si tiene antecedentes criminales en sitios tales como Spydialer, Criminal check o Family watch dog. Sugiere verificar su foto en Google, no vaya a ser que te encuentres con que tu adonis aparece en miles de fotos y es en realidad un modelo que fue “tomado prestado” para que su foto llegara a tu correo como si fuese la persona que te quiere conocer. Sugiere también hacer una base de datos de tus prospectos y citas.
En el caso de México y de la mayoría de los países, la gente está a la deriva pues difícilmente existen servicios de esta naturaleza para acompañar a las personas en su propio proceso de enamoramiento…. No me imagino a alguien hablando a la Policía Federal para ver si el prospecto de marido tiene antecedentes penales y menos a la dependencia en cuestión respondiendo en tiempo y forma. Me cuesta trabajo pensar que algún delincuente evitaría no pagar una módica suma por desaparecer su expediente y mucho menos pensar que si se trata del crimen organizado, no tienen una red perfectamente montada para las incautas que lamentable y tristemente puedan caer en sus garras.
Qué tiempos aquellos en que te podías permitir sudar de nervios y que el corazón te latiera sin control porque ibas a salir con el primo del amigo del novio de tu mejor amiga sin conocerlo, y que tu única preocupación fuese verte bien y esperar que el galanazo potencial te gustara. Así, sin más. Podías darte el lujo de soñar con el amor sin que el FBI o la Policía Federal tuviesen que estar alerta de que ibas a salir y podrías correr un riesgo.
Evidentemente, los peligros siempre han existido, al igual que los predadores o los criminales y siempre ha sido necesario tomar precauciones. En mis años mozos me tocó escuchar recomendaciones para cuidarme por el “rape dating” (citas en las que te podían violar), pero la amenaza no se sentía ni vivía de esta manera.
No puedo menos que sentir añoranza por la ingenuidad y lástima por los y las jóvenes que tienen que tomar el triple de precauciones e investigar a sus galanes antes de darles un beso. Alguien debiese escribir un libro así: El amor en los tiempos del crimen organizado y del Internet.
Bienvenido a
Mujeres Construyendo
info@mujeresconstruyendo.com
© 2024 Creada por Mujeres Construyendo. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio