Hace algunos meses, durante mi participación en el curso de e-Learning 2014 NGL “Dando forma a Internet: historia y futuro”, impartido por la Internet Society (ISOC), la moderadora experta Fátima Cambronero nos hizo a sus alumnos esta pregunta sobre los pioneros de Internet: ¿Existen en sus propias comunidades o países, mujeres que hayan estado comprometidas con el desarrollo de Internet?
Dada mi imposibilidad de responder con certeza a esa interrogante decidí hacer una investigación más a detalle. En mi búsqueda, acudí a la Ingeniera Salma Jalife quien muy gentilmente aceptó compartirme algunos datos y referencias sobre el equipo liderado por la Doctora en Astrofísica Gloria Koenigsberger [del cual fue integrante], que conectó a nuestro país a Internet por primera vez.
De esta manera descubrí, no solo que fue una mujer quien hizo posible este suceso; supe que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se convirtió en la primera institución de América Latina en conectarse a Internet y que fue a instancias de la Astronomía que se dio este gran paso. Y como un descubrimiento induce invariablemente a otro al generar nuevas interrogantes, mi curiosidad se enfocó en saber cómo se desarrolló este suceso.
Por una afortunada casualidad, supe que en la UNAM se preparaba un libro en el que se abordaría esa temática así que, sin más, le puse pausa a mi investigación en espera de tenerlo en mis manos para descubrir, en sus páginas, las motivaciones y retos que enfrentaron las pioneras y pioneros de Internet para lograr conectar a México.
Felizmente, mi espera terminó con la publicación la obra: “Los inicios de Internet en México” de la Dra Koenigsberger, presentada en la XXXVI Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería el pasado 19 de febrero de 2015, en la cual la autora comparte anécdotas que habían permanecido ocultas en los pliegues de su memoria, así como fotos y documentos que habían estado mudos en los archivos de las dependencias involucradas.
De derecha a izquiera: William Lee, Felipe Bracho, Gloria Koenigsberger, José Franco y Luis Felipe Rodríguez. Foto de mi autoría.
“Hay que soñar en grande porque la realidad termina siendo más grande que los propios sueños”. Con esta frase del Dr. Arcadio Poveda, ex Director del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, inició la presentación de un libro que tardó en publicarse 15 años y que, a decir de la autora, “en nuestras escalas [esas en las que miden los astrónomos la evolución del universo] no son nada”.
Para la ocasión, el panel de comentaristas estuvo integrado por notables científicos mexicanos quienes, al igual que la autora, conocen desde adentro la historia del arribo de Internet a México, al haber sido actores y piezas fundamentales en el desarrollo de este proyecto.
En un país donde “hay poca producción autobiográfica de la ciencia, ¡Qué bueno que la escribió antes de que todos nos volvamos seniles!” bromeó con el público el astrónomo Luis Felipe Rodríguez, reconociendo con picardía y complicidad el gran trabajo de su colega.
Rodeada de amigos y familiares, con una amplia sonrisa que denotaba satisfacción y orgullo, la autora reconoció ante el público asistente su dificultad para elegir entre sus numerosas anécdotas la que compartiría con nosotros aquella tarde, por lo que invitó a leer el libro. Pero, como toda historia debe partir desde el principio para ser entendida a cabalidad, inició su charla contándonos cómo sucedió su primera aproximación con la red.
Ocurrió durante una estancia académica en Estados Unidos. Internet le permitió tener contacto con varios observatorios. En esa época donde todo era análogo y difícilmente se accedía a un teléfono fijo, el hacer uso de las supercomputadoras de forma remota la motivó decididamente para traer ese invento a México y entrelazar a las instituciones académicas. Un sueño descabellado [para muchos] y sumamente complejo.
“Para comprar una línea [de telefonía fija] debían comprarse acciones. Por lo tanto, era difícil que un estudiante consiguiera una”, contextualizó el Dr. José Franco quien en esta ocasión fungió como moderador. “Conseguir una línea telefónica en esa época podía tardar mucho tiempo, incluso años. Si era difícil conseguir un teléfono era mucho más difícil conseguir un espacio en un satélite” abundó el Dr. Felipe Bracho, actual titular de la Dirección General de Cómputo y de TIC de la UNAM.
“Las redes son hijas de la era espacial” señaló el Dr. Franco, lo cual explica que haya sido a instancias de una astrónoma que Internet llegó a nuestro país.
La Dra. Koenigsberger tuvo la fortuna de estar rodeada de un entusiasta grupo de colegas quienes, además de compartir su visión, se unieron al proyecto impulsándolo decididamente para conectar a nuestra máxima casa de estudios a una incipiente -pero prometedora- Internet. De esta forma el sueño individual se convirtió en colectivo.
“La comunidad universitaria defendió la iniciativa pese a la evidente oposición de un grupo que puso en peligro el proyecto”, refirió el Dr. Bracho. Afortunadamente, los universitarios obtuvieron el respaldo institucional necesario para realizar el primer enlace satelital entre el IA de la UNAM y el National Center for Atmospheric Research (NCAR) ubicado en la ciudad de Boulder, Colorado, utilizando el satélite mexicano Morelos I, el 20 de julio de 1989.
Los impulsores de este proyecto no imaginaron los incontables beneficios que traería a la sociedad mexicana Internet. A casi 26 años de distancia de este suceso sin precedentes, Internet ha transformado profundamente no solo la vida muchos mexicanos, sino la de la humanidad a nivel global. Lo cual nos debe conducir a redimensionar la importancia del quehacer científico.
“La inversión en ciencia básica puede redituar en cosas que nunca se nos hubieran ocurrido” y la historia que se narra en el libro es un ejemplo de ello. Por lo tanto, “la inversión en desarrollos científicos y tecnológicos debe ser considerado un asunto estratégico nacional” resaltó el Dr. William Lee, actual Director del IA de la UNAM, con mucha razón pues ¿Cuántas ideas de mexicanos brillantes se han quedado en el tintero por falta de apoyo? Definitivamente, el financiamiento en ciencia es decisivo para el desarrollo del país.
El tiempo -implacable como siempre- marcó el final de un breve, pero entrañable evento que me dejó profundamente emocionada y con ganas de iniciar inmediatamente la lectura de mi ejemplar recién autografiado.
Pensando en retrospectiva, me pregunto si en aquel 1989 la Dra Koenigsberger se imaginó que al conectar ese nodo de Internet en México estaría abriéndonos la puerta de acceso a un nuevo universo, el digital.
Mientras dejaba el auditorio Bernardo Quintana del emblemático edificio de Manuel Tolsá, para perderme entre stands y libros no pude evitar decirme a mí misma, en voz alta: ¡El Dr. Poveda tenía razón! La realidad es más grande que los sueños.
De derecha a izquiera: José Franco en primer plano, Francisco Gonzalo Bolivar Zapata, Fernando Macotela Vargas, Felipe Bracho, Gloria Koenigsberger, William Lee y Luis Felipe Rodríguez. Foto de mi autoría.
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“Los inicios de Internet en México” de la Dra. Gloria Koenigsberger puede conseguirse en su edición impresa en la Feria del Libro del Palacio de Minería que termina el próximo 2 de marzo, en librerías de la UNAM, o bien, en línea a través de www.libros.unam.mx
Comentario
Les agradezco infinitamente sus comentarios y retroalimentación. Estoy muy feliz de ver el interés que ha suscitado mi post entre ustedes. Y como un conocimiento genera nuevas interrogantes que merecen ser contestadas y compartidas, ¡Voy por una segunda parte!
Me gustó mucho tu post Karina, muy interesante.
Este es un GRAN post. De mis favoritos en la historia de Mujeres Construyendo. Gracias por compartir, Kari!
Karina,
¡Qué súper articulo! Felicidades y gracias por darnos a conocer esto. Me he quedado fascinada. Gracias, gracias, gracias.
Claudia
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