“SIEMPRE hay que poner un vaso con agua en el altar de muertos” me decía mi abuelita Eva cuando era niña; ella decía que las ánimas llegan cansadas y necesitaban beber agua por el largo trayecto recorrido.
ERA ALGO CURIOSO, pues siempre estaba atenta al nivel del agua que ponían, al día siguiente siempre estaba más abajo y más abajo el siguiente día…
PARA MI MENTE INFANTIL era signo inequívoco de que ya estaba aquí.
“TU MADRINA ES LA MUERTE” también me comentó un día mi abuelita; después de asombrarme de aquellas palabras que sin ninguna mala intensión, me decía siempre en mi cumpleaños. NADA QUE OBJETAR, el 28 de octubre es cuando se abren las puertas del más allá y la muerte convive de cerca con los vivos.
ASÍ QUE SIEMPRE he tenido esta fecha como algo muy presente en mi vida; la muerte y yo tenemos entonces una relación especial.
UNA MEZCLA de un tradición que llevo en las venas por herencia y parte de la esencia de las mujeres que me enseñaron en vida , lo que ahora recuerdo después de su muerte.
SON TRES GRANDES MUJERES que llevo en la fusión de mi carácter, de mi inteligencia, de mi terquedad, de mi intolerancia, de mi don de gente, de la entrega, de la pasión, de la lealtad… todas ellas se forman en mi; y es en estas fechas cuando lo recuerdo, cuando no debemos olvidar lo que fuimos, porque será lo que muy seguramente seremos.
PARA TODOS NUESTROS MUERTOS que en verdad viven en nosotros…gracias, bienvenidos y hasta pronto.
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