Si, a veces pierdo el norte, me quedo escondida entre las piedras, como una lagartija que busca la frescura de la oscuridad pero sobretodo, mantenerse muy muy lejos del peligro.
Y a veces, cuando estoy así muy quieta buscando las señales el mundo se olvida de mí, me vuelvo invisible y soy entonces capaz de tejer una y otra vez cada uno de mis pensamientos.
Soy la dueña y señora de mi vida, en los pasillos largos de mi cabeza solo se oyen los ecos propios y soy capaz de adivinar la fuerza de cada uno de mis pasos.
En soledad me reconozco y entiendo el progreso de mis incipientes arrugas, las leo como mapas y solo así puedo volver a encontrar mi rumbo.
Adivino las historias que le nacen a cada uno de mis pliegues al solo recorrerlos con la yema de los dedos, me saboreo en silencio mis secretos y de vez en cuando canto alguna canción llena de nostalgias.
Solo basta con mirarme las pupilas muy de cerca para saber que el universo está ahí, con su eterno movimiento viviendo dentro de mis ojos, susurrando respuestas de colores, marcando en mi mirada alguno que otro camino.
Si, a veces pierdo el norte pero ahora ya sé que si miro para adentro y sigo mis instintos puedo siempre volver a encontrarlo.
Comentario
Gracias por las letras, un abrazo a ambas.
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