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Es el momento de los divorcios, separaciones, rompimientos, el momento de la mujer activa y proactiva; las comunicaciones e interacciones cibernéticas. Somos seres humanos complicados, pues hemos dejado a un lado los sentimientos y emociones, pero quizás, más que nunca, las exigencias de encontrar a un hombre para una mujer son prioritarias. ¿Qué hacer? Durante mucho tiempo la reunión de hombres o mujeres de cierta clase educativa fue la propia escuela, el vecindario, los hijos de tus papás, instituciones educativas o sociales eran una forma de encontrar la pareja, las amistades la conclusión lógica, al ser evidentemente coincidente en determinados valores, considerados básicos.

Los esquemas sociales han cambiado, pero quizás no lo han hecho nuestras exparejas, quienes muchas veces actúan con violencia, quizás ya no física, pero sí psicológica (¿no es quizás peor? Lástima, deja huella en el alma y no se puede cicatrizar tan fácilmente), al no saber qué hacer con una mujer del siglo XXI. Diría uno de mis hijos: “no será que los hombres de tu tiempo, no estaban preparados para ustedes como mujeres”. No me gusta generalizar, pero también puedo creer que nosotras tampoco supimos como brincar y lograr el cambio y por dar acabamos en una especie de caída al vació, sin nada.

En mi adolescencia, recuerdo como, en tono de broma, un viejo amigo de una familia de 3 hombres y una mujer comentaba, que cuanto su hermana estaba creciendo se dieron cuenta, primero la mujer debía ser delgada y si tocaba un instrumento, MEJOR. “La moda” era el estudiar una carrera y ¿Cuál carrera?  Química, debido a aquello de la cocina (quizás ahora sería directamente gastronomía), pero él decía: Mi hermana ya está terminando la carrera y si no se casa, la remato.

Hoy, sin embargo, el estar casada no es garantía de estabilidad, se ha bajado el telón y la mujer, cada vez más, permite ver el teatro interior de una vida vacía en donde no se le considera ni un objeto y ella por no vivir infeliz, muchas veces decide separarse y dejar de actuar, la obra de teatro termina sin aplausos.

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