Me di cuenta que hace mucho que no escribía mis pensares, las palabras fluyen por mis dedos, pero se niegan a ser escuchadas. Hoy abrí la hoja y dejé que fluyeran.
Tengo miedo, sí, yo también lo tengo.
Por años las voces del deber ocuparon un espacio, por años el tener que ser ha sido la premisa. Hoy me siento en el sillón cada lunes a pensarme desde el yo, no desde el individualismo, no me malinterprete estimada persona lectora, sino desde el ser.
A veces me he sentido insegura en el espacio que debería ser seguro ¿ustedes han sentido eso?
Otras el temor, el temor a no ser lo que se supone debería, si, esas voces se arremolinan y murmuran. Algún día regalaré stikers de mis lentes le digo mientras pasa la hoja de su cuaderno.
Hay días que las voces son más fuertes, otras se disfrazan de personas que gritan, lloran, cantan, ríen.
A veces he sentido que le hablo al viento ¿ustedes también?
¿Cómo construyes espacios libres?, ¿Cómo hablas desde la libertad del ser cuando te atraviesa la violencia herencia de años?
Muchas veces he tenido miedo de hablar, de decir lo que siento, ¿ustedes lo han sentido?, porque al hablar se pueden escuchar cosas que no quieren ser escuchadas.
Yo también tengo miedo.
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