¿Dónde encuentro?
Dicen que donde llega la prosperidad se acaba la maquila. ¿Será que ya somos prósperos en mi CDMX y no me he dado cuenta?
Llevo un año buscando costureras hasta debajo de las piedras. Soy socia de un negocio de textiles, desarrollo nuevos proyectos, tengo 17 escuelas para uniformes y otras tantas empresas que me piden prendas exquisitas.
Mis socias han hecho un esfuerzo sostenido por presentarnos, vender y captar nuevas cuentas. Nuestro prestigio de bien hechas y puntuales ha logrado que nos recomienden nuestros clientes y que quienes nos encuentran en la red, al primer contacto, se queden con nosotras. Todas por todas, en todo, pero también cada una avocada a su talento.
Igual sucede con el taller: si a todas nos va bien, se comparte.
Entonces: ¿Dónde están las costureras que buscan oportunidades? ¿Dónde están esas mujeres que se quieren desarrollar? ¿Dónde el compromiso y la camiseta para ir más allá? No soy sexista: si vienen costureros a quienes no les saque ronchas que la jefa de taller sea mujer: bienvenidos)
Tristemente he topado con mujercitas que se dicen costureras (malechonas), que me cuelgan sin avisar a las primeras de cambio. Que llegan tarde, que “trabajan la jornada” para luego descoser sus malhechuras, que me cuestan horas y dinero porque lo que quieren es cobrar… no producir, ni prosperar… ni hacer equipo. Y pago bien.
¿No hay trabajo, o no hay quien quiera trabajar.
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