Un evento de más de mil asistentes y la coordinación de más de 30 periodistas durante una semana, fue el telón de fondo de una melancolía no fundamentada y casi deprimente de un empleo pasado.
Ese sentimiento se expresaba en forma de una necesidad irracional de protección, liderazgo, impulso y mentoría, en específico de una figura masculina.
Mi lado más feminista se negaba a reconocerlo,pero al final, un acontecimiento profesional (un tanto personal), me hizo correr como damisela en peligro a los consejos de, no una, no dos… sino de cuatro opiniones masculinas.
Gracias a ellas, además de los aprendizajes que me ayudaron a encontrarle una solución al mentado acontecimiento, me ejemplificaron cómo las mujeres (o al menos yo) tenemos mucho qué aprender de los hombres en el mundo profesional y viceversa.
Al final, históricamente ellos conquistaron primero ese terreno y mientras las cosas no cambien estamos (poquis) a expensas de adaptarnos a sus reglas del juego.
Las pláticas con dichos caballeros me hicieron entender que entornos laborales a la Amazonia y/o Club de Toby están condenados al fracaso y estancamiento, y la visión de contraposición entre hombres y mujeres no es más que un retraso evolutivo como humanidad.
Sin pretensión de ofender a nadie, les comparto cuatro claves para conseguir el éxito profesional a través de una actitud transgénero:
Cuando le expliqué al segundo caballero mi situación y coincidió que mi malestar no era más que una incomodidad laboral válida (y no personal, como creía) casi lloro; acto seguido, con un tono tajante afirmó: «Aquí no se vale chillar».
Posiblemente se refería a su casa, pero al aplicarlo metafóricamente a nuestro tema puede interpretarse como una orden a ser más objetiva y separar de manera clara lo que atañe a la vida profesional y al sentimentalismo que acompaña mi vida.
Ser objetivo permite tomar mejores decisiones, pero sobre todo permite ver la realidad tal y como es: cruda, pero llena de posibilidades esperando a ser tomadas.
Imaginemos un mundo donde hagamos de las personas y los ambientes de trabajo los seres y lugares más equilibrados, pero por qué no en lugar de pensar en utopías, buscamos que el trabajo entre hombres y mujeres se haga en equipo y ahora sí, formemos el binomio perfecto para los negocios:
Ser directos como un hombre y sin miedo a parecer bossy, pero diplomático como una mujer, sin llegar a ser dejados.
Realistas como los hombres, pero con un twist y drive que quiera convertirlos en los mejores en todos los ámbitos: familia,deporte, trabajo, amigos, etcétera.
El amor conlleva un compromiso muy fuerte que el sexo,como un acto biológico como tal, no.
«El trabajo debería de ser una relación como con un fuck buddy», dijo uno de los caballeros. Siempre dar lo mejor de sí en cada encuentro, hacerlo lo más placentero posible pero sin asumir cargos de conciencia, responsabilidades exorbitantes que puedan «quebrar» el trato, ni mucho menos reproches por hacer o no hacer algo en específico.
Sé es claro, se intercambia trabajo por dinero y siempre se busca que ambas partes queden satisfechas, no más, no menos.
Ya sabes que los reyes magos no existen, ¿ahora qué? A continuar el camino y aprovechar el conocimiento a tu favor. Las condiciones de información son iguales y depende de ti qué hacer con ellas.
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