Ser mujer y participar del diálogo, construcción o simplemente twittear es ahora un peligro, se genera una violencia y se ha vuelto una práctica muy recurrente en Internet.
Los discursos de odio, el acoso y los machitrolles (cuentas de hombres, o al menos eso disfrazan que acosan, violenta) y aunque se desarrollan campañas (por ejemplo las organizadas por Dominemos las Tic`s, Fundación Karisma) para prevenir, sensibilizar, erradicar esta práctica y sobretodo informar que hacer en esos casos, como todo acto de violencia, nunca sabes hasta que sucede, pero tampoco nunca sabes cuándo te tocara.
En la red de los 140 caracteres, vestir de manera “provocativa” se reproduce como escribir algo incitante, llamativo y que vaya en contra de las ideas “conservadoras” de toda buena sociedad, puede ser también: contradecir al sistema y hacer llamados a las mujeres a organizarse, defenderse, informarse, o como todo acto de violencia puede ser porque en ese momento te topaste con un intolerante.
Para mí era –es- una práctica normal recibir uno o dos comentarios, criticas o recibir la visita de un machitroll por mi cuenta de twitter, sí, era normal y lo sigue siendo.
Todo cambio el día en que subí una foto previo a la marcha del #24A para sumarme a una campaña local “Calles Libres y seguras”, ¿qué tendría de malo decir que prefiero “mis derechos a un piropo”?.
Aun no eran las tres de la tarde y mi smartphone empezó a recibir muchas notificaciones, todas en twitter, entre y la sorpresa que me lleve fue mucha, en menos de 10 minutos ya tenía casi 15 notificaciones de diferentes cuentas, ustedes se imaginaran que sumándose a la campaña, pues no, todos me ofendían, criticaban mi cabello, se cuestionaban si era mujer, trasvesti, que debería estar en la cocina, que soy fea y que era mi culpa por ser feminista.
Pero no quedo ahí, las notificaciones seguían llegando y llegando, en 9 horas junte más de 60 twets donde me acosaban, y muchos de esos comentarios recibieron me gusta o era retwitteados por otras cuentas.
¿Qué se hace en ese caso?, ¿cómo huir de la agresión?, las notificaciones seguían llegando, así que me comunique con una amiga feminista (Mariel) quien me aconsejo que no hiciera nada, los ignorara, no contestara ningún tweet y reportara cada cuenta y mensaje que me llegara, y lo más importante, estuvo a mi lado, recordándome que nada de eso importa, lo que importa es lo que yo creo de mi.
Analizaba cada mensaje, no pasaba de ofensas: por mi corte de cabello, por la apariencia, que sí merecía o no un piropo, uno que otro reclamando: ellos tienen el derecho para “piropear” y no deben pedir permiso.
Así las horas transcurrian, muy noche recibí un twet por demás desagradable, había sido muy tolerante a lo largo del día, y todo lo que había reportado, eran cuentas fuera de mi estado, pero ese tweet, ese tweet que vi ya noche, en verdad me preocupo.
Internet es un espacio que fomenta la libertad y la construcción del diálogo, pero que se puede esperar a la hora de sentirte amenazada en un espacio donde compartes tu sentir, experiencias, creencias y el contenido que creas, donde subes fotos con las amigas y platicas con amigos de otros países, dónde queda la tranquilidad, dónde quedo mi tranquilidad, y más allá de todo, por qué no puedo ser libre y expresarme como quiera en mi espacio, por qué les molesta tanto, ¿por qué?.
Desearon que me violaran.
Dirán que soy una exagerada, pero cuántos casos de violencia no inician en Internet y se concretan, por que desearme tal cosa, por qué con mi tranquilidad y mi seguridad.
Cuando leí ese mensaje, estaba sola en la central de autobuses rumbo a la Ciudad de México, fueron seis largas horas dónde mi cabeza repetía “ojalá, y te violen”.
Sí llegas a pasar por algo similar, siente la confianza de contar con mi apoyo, de contar con una amiga feminista, después de varios casos puedo compartir los siguientes consejos:
Tranquila, inhala y exhala, no va a pasar nada.
Mi caso es uno de cientos, dónde el miedo o el no pasa nada, hace que quede en el olvido, agradezco a mi amiga Mariel que no me dejo sola, a las feministas que han escrito, luchado desde las plataformas digitales, para evitar que los discursos de odio se reproduzcan y se pueda alcanzar un internet libre, feminista y dónde podamos escribir, compartir sin ser amenazadas por nuestras ideas, creencias o gustos. Un internet dónde podamos alzar la voz sin recibir amenazas de violación.
Por un Internet Feminista, yo me sumo.
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