Originalmente esto es un correo que les acabo de escribir para mis papás y mis hermanas contándoles sobre como la he pasado estos "particulares" días. Pero quedo tan bonito que me pareció digno de compartirlo, como una crónica de esas cosas que uno aprende con la edad y la vida.
Mamá, papá, Pau y Elizabeth:
Lo que he aprendido desde el viernes hasta hoy fue: si las cosas van mal, ¿porqué no pueden empeorar? Suena muy pesimista...pero, pues qué hago ya.
Ahí les va lo que llamo Crónica de cinco días desgraciados. [No malos, desafortunados o curiosos... sino desgraciados.]
Empezare desde el jueves... el jueves de la semana pasada cuando regresé de la escuela en la tarde, me puse en mi casa a descansar un poco y luego se me ocurrió hacer uno de esos pasteles rápidos de chocolate, ya que al día siguiente, en la tarde iría a comer cerca de la casa con unos amigos de la escuela y luego pasaríamos a mi casa a probar el pastel y hablar por internet con Miguel y Tatiana, unos amigos que están en este semestre en Inglaterra. Total fue viernes, me levanté para ir a la escuela, tuve mi clase regresé a casa a la 1h30 me dormí un rato en lo que mis amigos, llegaban por mí a las 3 y fuimos a comer a un restaurante cerca de acá. Todo estuvo muy bien, porque la semana había estado muy pesada para mí todo el día en la escuela.
Estuvimos en mi casa y platicamos con Miguel y Tatiana que estaban muy bien en Inglaterra. A las 10 todos se habían ido. Así que yo me dormí temprano porque al día siguiente iba a ir a mis clases de Pilates. Pero... el sábado a eso de las 7 de la mañana me habla la instructora [quizá ahí debí haber presentido una señal], de que algo iba a salir mal, porque me habló para decirme que su coche tenía un problema y que no podía darme clase a las 8 de la mañana, que sí mejor la recorríamos a las 11. A mi me pareció bien porque tenía mucho sueño y no quería levantarme temprano. Así que me levante hasta las 10 y a las 11 ya estaba en la clase. A las 12 que regrese a la casa Cinthya me da la trágica noticia. No hay agua. No hay presión. Ni una gota.
Entonces pensé :"¿Por qué al gobierno del Distrito Federal se le ocurriría hacer cortes en el suministro de agua durante los puentes vacacionales? No todos tenemos la oportunidad, el dinero y las ganas de salir de la ciudad y así evitar los problemas que surgen con con la carestía de agua. En Internet anunciaron, a través de las cuentas de Twitter y de las páginas oficiales de la Delegación Benito Juárez Y del gob. del D.F. que iban a realizar cortes de hasta el 40% en el suministro de agua en varias delegaciones de la ciudad del 15 al 18 de marzo, debido a reparaciones en el sistema Cutzamala. Ok, eso es comprensible, incluso ya habíamos presentando en otras ocasiones reducciones en la presión del agua. Pero lo que comenzamos a vivir fueron cortes del 100%, nuestros tinacos y la cisterna del edificio estaban vacías, y muy pocos edificios y locales de nuestra calle contaban con agua corriente.
Afortunadamente en el departamento habíamos tomado la precaución de guardar agua corriente en botes, galones y garrafones. Sin embargo esa agua era sólo la necesaria para descargar el baño durante algunos pocos días y eso si nos poníamos "buzas" y salíamos al centro comercial más cercano a comprar agua y utilizar el baño, pero no podíamos utilizar dicha agua almacenada para lavar trastes o las manos y mucho menos para bañarnos. Así paso nuestro sábado y domingo. La cocina estaba sucia, la casa en general sucia ya que era fin de semana e irónicamente me tocaba a mí limpiar y lavar ese fin.
Un fin de semana sin baño, no iba a ser nada del otro mundo. Dos amigas me ofrecieron muy amablemente sus casas para tomar un baño, pero les dí las gracias y creyendo que esto sólo sería un problema temporal, les dije que esperaría.
Yo estuve casi toda la tarde noche del domingo en un café-restaurante de por la casa, estudiando y utilizando el baño lo más posible en virtud de la carestía, todavía no olía tan mal como para que los meseros se dieran cuenta de mi problema... casi casi tenía aspecto de "mochilera" europea conociendo la ciudad. Por suerte persona alguna tuvo el descaro de preguntarme -como en Oaxaca- si yo hablaba español ¬_¬.
Sin embargo llegó el lunes y las tuberías secas. El agua se acababa. ¿Ebrad esperaría a que todos los turistas chilangos regresaran a la ciudad y entonces sí reponer el servicio de agua?
Cinthya y yo esperábamos eso. Pero no. Fue el lunes más largo de mucho tiempo. Ya nos estábamos acostumbrando a ir al baño en restaurantes, ya no había de donde recolectar agua. Ya nos estábamos acostumbrando a traer la misma ropa de hace tres días y a comer una sola vez en el día.
Yo personalmente tenía la esperanza de en la noche, como por arte de magia, me despertará el sonido de los tinacos llenándose en la noche con agua -como en otras ocasiones ese mismo sonido me había despertado en la madrugada con ganas de ir a orinar. Pero no era así. Ahora en las noches me la pasaba soñando con que finalmente me bañaba, con que al día siguiente el agua regresaba y escuchaba la regadera por la mañana cuando Marisol nos ganaba el baño a todas nosotras. ¡Hasta eso extraño!
Cómo sólo comía una vez al día, dormía sin cenar y me levantaba sin ánimos de desayunar, pero en las noches soñaba con que tenía ante mí un festín de comida limpia y ¡agua! mucha ¡agua!.
Así paso el lunes, y con la esperanza agotada en la noche de que el agua regresara algún día, Cinthya y yo tomamos la decisión de hablarle urgentemente a una pipa con el vital líquido.
Martes en la mañana. sin agua. Pero tampoco sin la llave para abrir la puerta donde la administradora -como celosa guardiana de no sé qué...- tenía encerrada la sisterna. ¿cómo llenar los tinacos, entonces?
Le hablamos y nos entregó la llave. Hizo chistes crueles sobre sí podíamos bañarnos en otro departamento que rentaba..."¡ah, sí, claro pueden bañarse en el departamento uno del edificio si quieren...pero ah, no ¿verdad? porque tampoco tiene agua jejejeje" .
Cara de Cinthya : °_°
Cara de Aurora: ¬_¬...
Hablamos con la vecina del departamento dos para avisarle que íbamos a llamar a una pipa para que nos surtiera de agua, y que íbamos a dividir tanto el contenido como la cuenta entre nosotros y el local de abajo -que pertenece también al edificio donde vivimos-. Estuvo de acuerdo y también se ofreció a hacer la llamada a la pipa, personalmente. Confiamos en ella... ingenuamente.
La señora nunca le llamo a la pipa. ¿Por qué? ¿Quién sabe?
Supongo que existen cosas más importantes en la vida que estar en tu casa casi cuatro días sin agua...¿verdad?
Mientras la señora no le hablaba a la pipa, yo estaba esperando en el departamento sola a que llegara la pipa y leyendo sobre la concepción temprana del a priori en Carnap. Y de repente, que me siento como mareada. Pensé: ¿Debe ser que no desayuné y tampoco cené? ¿O la pata de la silla de mi escritorio con la que siempre esto batallando? Todo se movía como en círculos. Pero muy fuerte, y de repente los sartenes de la cocina se cayeron... "¡Está temblando!". Corrí a una esquina del pasillo que conecta mi recámara con la sala y en posición fetal hice lo que alguna vez Tatiana me comentó como el Triángulo de la vida, el cual parece ser más efectivo en caso de sismo que sólo colarse debajo de un marco de puerta o debajo de un escritorio. Durante lo poco que duro el movimiento, pensaba con pesar y tristeza: "¡Ay, ya sólo me faltaba esto, un temblor! ¡Mi primer temblor en el D.F.!"
Cuando dejo de temblar, salí corriendo las escaleras de mi edificio -sólo son tres pisos- hacia la calle, donde todos los vecinos estaban afuera y los coches detenidos. Los semáforos y los cables de luz aún se movían, pero por mi calle nada cayó y el edificio no sufrió ningún daño.
Todavía estaba asustada, pero tranquila. No sabía que era peor si todos estos días sin agua o por el susto que había pasado. Cuando ya lo asimilé regresé a mi departamento, y intenté marcar al celular de Cinthya para saber si estaba bien, pero el servicio de llamadas y mensajes de mi teléfono estaba suspendido. Igualmente no tenía luz, así que tampoco podía conectarme a Internet para saber de cuánto había sido el sismo...o algo en general.
[Ahora: ¡Sin agua, sin luz, ...¡sin internet! °_°]
Sin embargo, gracias al Kindle, pude conectarme y al mismo tiempo saber que ella, tan sólo tres minutos después de que sucedió el movimiento ya me estaba preguntando si estaba bien y si lo había sentido. Por poco me dio la impresión de ella se dio cuenta del temblor antes que yo ( jejeje). Así que a ella le pude avisar primero que estaba bien.
Media hora después regresó la luz, pero no el internet, tampoco el teléfono celular. Pero Cinthya llego ilusionada, pensando que ya íbamos a tener agua. Eso tampoco regresó.
Así que hablamos a la pipa personalmente. En una hora y media iban a llegar. A las 5h30 ya estaban aquí llenando la sisterna del edificio y los tinacos. Así que yo abrí la llave de la casa para llenar unos botes con agua y también la lavadora. "Por fin, ¡agua!", pensé aliviada.
Pero cual va siendo mi sorpresa que cuando abro la llave del lavabo del baño, el agua va saliendo de color ... ¡café!
[Aurora: @_@!]
Inmediatamente le habló a Cinthya por el interfón que comunica el departamento con la calle, y dónde Cinthya estaba observando como el encargado de la pipa rellenaba nuestra cisterna.
Aurora: ¡Cinthya! ¡El agua sale café, el agua está sucia! ..."¿Vamos a pagar por agua sucia?...¡ay, no! ¡es el colmo ya!" me lamenté.
Cerré las llaves y salí corriendo hacia la pipa, Cinthya reporta que tenía una cara de susto que hasta el día de hoy no se me quita... Yo le alego que es tanta mugre en la cara, que ya hace que hasta me vea más blanquita. Los vecinos, el mesero del bar de abajo -que nos ayudo a revisar los tinacos-, y el señor de la pipa nos explico que su agua estaba limpia -nos la mostró- y que lo que probablemente estaba sucio era el asiento de los tinacos que con la presión hizo que se revolviera toda la tierra y se mezclara con el agua que él estaba trayendo.
Efectivamente era eso.
Aurora: "¿Pero ahora qué? ¿hasta cuándo el agua va a estar así?"
Vecina del departamento dos: Hay que esperar a que el asiento se baje, como dentro de unas dos horas, y luego el agua ya sale cristalina, como debe de ser... no se preocupen.
Cinthya: "¿Segura que en unas dos horas, señora?"
Vecina del departamento dos que jamás se ocupó siquiera en llamar a la pipa cuando lo prometió: Sí, no se preocupen, son los asientos de los tinacos. En dos horas ya esta bien. Esto ya había ocurrido antes.
Aurora: "Yo no recuerdo haber visto el agua en semejantes condiciones antes..." pensé.
Confiamos de nuevo en la vecina... otra vez. Cinthya y yo, más aliviadas por que finalmente teníamos agua, de aquí en lo que re-instauraban el servicio. Salimos a comer-cenar a un restaurante, después del susto de todo, pensando que ya iban a regresar las cosas a la normalidad. Reflexionamos sobre el curso de los eventos de la curiosa mañana.
"¡Qué manera de entrar la primavera! ¿no?" , decía Cinthya : "Temblor, sin agua..., definitivamente los mayas nos están avisando que se acerca el fin del mundo jejejeje", bromeaba.
Yo pensaba que pues ya nada peor podía pasar... ¿o sí?
Regresamos a la casa, casi después de dos horas... y el agua había pasado de un color marrón intenso a café-amarillento. "Quizá con el paso de la noche los asientos bajen completamente...mientras tanto no puedo usar esa agua ni para lavar ni para las manos...más que para el baño", concluimos Marisol, Cinthya y yo al observar extrañadas el color de ese extraño líquido que imitaba el agua, pero que a mi- en lo particular- no me daba confianza.
Me retiré a dormir... o por lo menos eso intenté, por que empecé a sentir no lo que era un retortijón en el estómago, sino un dolor en el estómago, en la boca, y consecuentemente muchas ganas de ir al baño. "¡Lo que me faltaba...!" casi gritaba enojada con mi aparato digestivo, mientras estaba en el baño pujando.
Por un momento quise levantar la mirada al techo del baño y preguntarle a alguien "¿Vida, qué me estás queriendo decir con todo esto?", pero no podía levantar tanto el torso por el dolor de estomago. Entonces sólo dirigí mis lamentos al piso y a la taza del baño... y más tarde a la almohada que tenía boca abajo en mi cama... y en la que me quede profundamente dormida, después de pensar qué demonios iba a hacer si me enfermó del estómago y ahora si, sin agua limpia. ¡Sin agua por sábado, domingo, lunes, martes, miércoles....!
Esa noche, la noche de ayer, soñé que estaba en mi casa, pero mi casa era mi departamento. Papá y mamá estaban aquí. Paulina y Elizabeth también. Papá había arreglado el problema del agua y mamá había lavado los trastes que tenía sucios en la cocina desde el viernes en que vinieron mis amigos a comer pastel. Y el desayuno estaba en la mesa.
Sin embargo me desperté, por la luz del día que entra por mi ventana desde las siete de la mañana y orillada por el dolor de estómago a correr al baño...dos veces más.
El estado del agua: café amarillento. Subí a revisar los tinacos, el color del agua es café aún. Y en la llave de paso de la calle y el edificio, no hay ninguna gota de agua trasparente.
Estado actual: ya no he ido al baño, pero me lavo las manos con agua del garrafón -agua para beber-, seguimos sin agua corriente y el color del agua pasó de café-amarillento a amarillento.
Mientras escribo estas líneas pienso ¿volveré a ver agua cristalina salir de la llave de paso? A todas las personas a las que preguntamos tanto Cinthya como yo, parece decirnos que sí. Sólo es cuestión de esperar. Sin embargo, hemos esperado por agua cuatro días, y dos días más para que esta además sea limpia y segura.
¿Existe alguna forma de moraleja escondida en todo esto? ¿Qué tengo que aprender de esto? No sé. Tal vez son los gajes de la vida de los que dentro de algunas semanas me estaré riendo, aunque ahora no me dé gracia, sino tristeza cada vez que abro un grifo.
Tal vez la vida quería que me distrajera de las pseudo-angustias personales las cuales son nada comparadas con los problemas reales de vivir uno por su cuenta en una ciudad lejana: como adulto. Y probablemente luego vaya a tener muchos días como estos en el futuro, pero sí salgo de esto hoy, este día, esta semana, ya sería mucha ventaja y me sentiré muy orgullosa de mí misma. Con mis cinco días sin bañarme.
Los quiero mucho [a mi familia, claro está], sepan que estoy bien. Y espero que con este correo, con el que me desahogue de las cosas tan curiosas que han pasado desde el fin de semana, que para mi es como si ustedes estuvieran aquí.
Aurora
Esto es una historia real, no le paso a ninguna amiga de una amiga, me sucedio a mí .
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