Cada 15 de enero, el calendario nos recuerda el Día de las Personas Compositoras que surgió, principalmente, para resaltar la protección de los derechos de autor. Pensar en esta conmemoración me llevó a preguntarme si ¿las mujeres que incursionaron en dicho ámbito han sido reconocidas por sus obras realizadas?


Si recurrimos a la historia podremos encontrar interesantes biografías de brillantes artistas, cuyo talento fue invisibilizado o cuyas piezas les fueron arrebatadas, callando sus notas, en muchos casos, por completo.


A pesar del desconocimiento de sus producciones, éstas han quedado grabadas en el tiempo. ¿Qué pensarían si les dijera que en la época de Mozart y Beethoven hubo una destacada figura? Se trataba de Marianne Von Martinez, nacida en Viena en 1744, alumna de Haydn y prolífica creadora de melodías quien, a pesar de ser honrada con un título en la Academia Filarmónica de Bolonia, mismo que ninguna otra colega había recibido, no acudió a recogerlo, pues prefería evitar los reflectores por prejuicios relacionados con su reputación.


Asimismo, hay mucho que decir acerca de Fanny Mendelssohn, escritora de numerosas partituras que no fueron publicadas a su nombre, porque se consideraba que esta actividad no era propia de nuestro género; siendo varias de ellas firmadas por su hermano Felix para que pudieran interpretarse. Otra personalidad es la pianista alemana Clara Wieck, quien aún con su enorme creatividad plasmada en sus canciones, por el peso de los estereotipos, no tuvo la proyección debida.


Si bien nuestra presencia ha ido avanzando en este medio, nuestra inclusión y participación no ha sido fácil. Así lo retratan las crónicas de la francesa Lili Boulanger, quien falleciera muy joven, a los 24 años; la cual fue galardonada con el Prix de Rome y comparada con sus pares masculinos contemporáneos, aunque de forma desafortunada, resaltando lo increíble que era que alguien de su sexo fuera tan notable, en vez de enfatizarse la calidad de su trabajo.


Adicionalmente, están las expresiones de activismo en este campo, como el de Elizabeth Maconchy, primera Presidenta de la Sociedad para la Promoción de Nueva Música en Gran Bretaña, quien vio mermada su fama por su confrontación con los nazis. De igual manera, aparecen las aportaciones de Ethel Smyth al movimiento sufragista del que fuera parte, la más simbólica de ellas “La marcha de las mujeres” que se convirtió en su himno.


Tales relatos nos recuerdan la frase de Madeleine Albright, defensora de nuestra igualdad desde la diplomacia estadounidense, al decir que le tomó mucho tiempo desarrollar su voz y que, ahora que la tenía, no iba a quedarse en silencio.


Sirva la presente columna para poner al descubierto y recuperar todas las composiciones femeninas que se han generado, que reclaman ser escuchadas y valoradas, para que no queden en el olvido y, por el contrario, tan notorio quehacer se asiente en nuestra memoria.

Fuente:

"Composiciones femeninas al descubierto", El Heraldo de México, a 16 de enero de 2024, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2024/1/16/composiciones-feme...

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